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08/11/2018 / Saló de Cent. Ajuntament de Barcelona

Glossa a Leonardo Padura, per Marta Nin

L’escriptor cubà Leonardo Padura ha recollit el Sisè Premi Internacional de Novel·la Històrica Barcino, atorgat al Saló de Cent de l’Ajuntament de Barcelona, de la mà del comissionat de Cultura de l'Ajuntament de Barcelona, Joan Subirats. A la foto, junt amb la sotsdirectora de Casa Amèrica Catalunya, Marta Nin; el president del jurat, Fèlix Riera, i el periodista cultural Sergi Doria.

Glossa a Leonado Padura a càrrec de Marta Nin:

"Era verano en Lleida - a esa ciudad nunca llega el mar-, mis primos y sus amigos tapaban con sus camisetas los agujeros de la portería de la mesa de futbolín para poder jugar la tarde entera entre chapuzón y chapuzón de piscina clorada. A mí me dejaban tirar la diminuta y pesada bola al principio de la partida. No es por mi reducida cultura futbolística que empiezo hablando de partidas de futbolín. A veces, sosteniendo una novela de Leonardo Padura, viendo como la trama va pasando de lado a lado, la cronología histórica adelante y atrás, observando desde fuera de la lectura como el pase más suave resulta el más contundente; me veo con esos ojos de criatura a ras de mesa, extasiada por la capacidad del narrador de jugar una y otra vez con todas las esquinas y coordenadas de la historia.

Sé que en esta ciudad que tiene el fútbol como religión, hablar de futbolín puede resultar sacrilegio, pero no veo el problema siendo que el autor que hoy se premia es amante del beisbol y que - precisamente - es en este deporte donde pudiera encontrar su único Dios, donde encuentra su máxima expresión de identidad.

Hasta el extremo que tengo dudas que si por él fuera no hubiese preferido ser un gran bateador o pelotero, a gran escritor. Por suerte para los aquí presentes, lo de la pelota se le dio bastante peor que hacer preguntas y relatarlas por escrito. Bravo por el Dios de las genéticas que combinó con nosotros no darle acierto en ese enigmático juego para la gente de este lado del Atlántico.

Leonardo Padura ya empieza a estar acostumbrado a nuestra incapacidad de empatizar con bates y gorras. Según cuenta, se puede explicar Cuba sin escritores ni pintores, pero imposible hacerlo sin jugadores de beisbol. “Así va la pelota así va Cuba”, dicen en la isla. Pero la misma curiosidad que prodigamos en convertir al escritor en altavoz de contenidos críticos para con su isla, se transforma en clara indiferencia por lo que al juego de la pelota concierne. Entender que el beisbol es tan cubano como yanqui, tan caribeño como norteamericano, comporta aquí un esfuerzo mayúsculo, cuando no titánico.

En Casa Amèrica Catalunya estábamos montando Mi tío no se llama Sam, una exposición de propaganda política sobre las relaciones de enemistad entre Cuba y EE.UU., con esa narrativa crono-gráfica de la confrontación queríamos celebrar el fin de hostilidades entre ambos países con la llegada de Barak Obama al poder. Hoy pura ciencia ficción, pero les aseguro que en el 2016 en Casa Amèrica creíamos estar haciendo historia, la misma que hacía el presidente norteamericano visitando Cuba.

Leonardo Padura vivió ese hito generacional desde Miami, un lugar de privilegio para entender lo difícil que sería poner fin a esa larga historia de enemistad.

Por editorial Tusquets, supimos que Padura estaría cerca del eje mediterráneo..."

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