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11/12/2006 / Barcelona

Chilenos residentes en Catalunya salen a la calle para celebrar la muerte del dictador Augusto Pinochet

Para la tarde del lunes 11 de diciembre, colectivos de ciudadanos chilenos residentes en Catalunya han convocado en la céntrica Plaza de Sant Jaume de Barcelona una nueva concentración para celebrar el fallecimiento del dictador Augusto Pinochet. Es el mismo escenario donde ya se produjo una manifestación espontánea de alegría y alivio el domingo 10 de diciembre, a las pocas horas de producirse la muerte del que fuera jefe de estado de Chile entre 1973 y 1990. Se estima que en este periodo, en Chile se registraron 2.000 muertes, 1.000 desapariciones, 30.000 personas torturadas y otras 300.000 exiliadas. Es el escalofriante balance de la despiadada Dictadura impuesta por la cúpula militar del país liderada por Pinochet, cuya capilla ardiente ya ha sido visitada por miles de partidarios.

Para la tarde del lunes 11 de diciembre, colectivos de ciudadanos chilenos residentes en Catalunya han convocado en la céntrica Plaza de Sant Jaume de Barcelona una nueva concentración para celebrar el fallecimiento del dictador Augusto Pinochet.  Es el mismo escenario donde ya se produjo una manifestación espontánea de alegría y alivio el domingo 10 de diciembre, a las pocas horas de producirse la muerte del que fuera jefe de estado de Chile entre 1973 y 1990. Se estima que en este periodo, en Chile se registraron 2.000 muertes, 1.000 desapariciones, 30.000 personas torturadas y otras 300.000 exiliadas. Es el escalofriante balance de la despiadada Dictadura impuesta por la cúpula militar del país liderada por Pinochet, cuya capilla ardiente ya ha sido visitada por miles de partidarios.
 
Fuentes del colectivo de ciudadanos chilenos residentes en Catalunya –unas 12.000 personas– han expresado que la desaparición de Pinochet provoca de forma mayoritaria una sensación “agridulce” ya que si bien celebran la muerte del principal responsable del periodo más trágico de la historia de este país latinoamericano, también lamentan que el dictador finalmente no se haya sentado en el banquillo de los acusados para responder ante la justicia por los crímenes contra la humanidad y otros delitos por los que había sido procesado tras un tortuoso y complicadísimo proceso judicial. Ahora esperan que las causas abiertas desemboquen en condenas contra colaboradores y cómplices del régimen pinochetista.
 
Augusto Pinochet falleció la tarde del domingo 10 de diciembre a causa de una “descompensación cardiaca inesperada” en el Hospital Militar de Santiago, donde había ingresado una semana antes en estado crítico víctima de un infarto de miocardio y un edema pulmonar. Sin  embargo, Pinochet había experimentado tal mejoría que incluso ya se hablaba de que podría recibir el alta médica en los próximos días, situación que entre colectivos en defensa de los derechos humanos había generado dudas sobre su auténtico estado de salud. 
 Pinochet, que será incinerado el martes 12 de diciembre tras una ceremonia “sin honores de estado”, abanderó el terrorismo de estado del que hicieron gala y se sirvieron las diversas dictaduras militares instaladas en los países del Cono Sur –a menudo con el apoyo explícito o implícito de los Estados Unidos– en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado. Su balance de víctimas habla por sí solo: unas 335.000 personas entre muertos, desaparecidos, torturados y exiliados, en un país con 14 millones de habitantes. Entre los damnificados, Salvador Allende, el presidente legítimo de Chile asesinado el 11 de septiembre de 1973 en el transcurso del sanguinario golpe de estado que lideró Pinochet.