Casa America Catalunya

El catedrático Vicenç Navarro; la fundadora del colectivo “Mujeres del 36”, Maria Salvo, y uno de los “niños de Morelia”, Jordi Llop, sufrieron en sus carnes las consecuencias de la brutal represión ejercida por la Dictadura fascista del general Franco impuesta en España durante 40 años. Los tres han participado en la mesa redonda “Entre la Guerra Civil y el exilio republicano en América. A 70 años del 18 de julio de 1936” organizada por el ICCI/Casa Amèrica Catalunya y han recordado como la sublevación militar contra el gobierno legal de la II República dio paso a uno de los periodos más turbios de la reciente historia española. “No debemos recuperar la historia sino cambiarla”, exigió Vicenç Navarro, en la imagen, de pie, junto a María Salvo.Vicenç Navarro, Catedrático del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, se tuvo que exiliar de España en 1962 por su militancia antifranquista. 70 años después del inicio de la guerra civil española, afirma que es “muy doloroso” comprobar que “la juventud no tiene ni idea de lo que pasaba en los años 40 y 50”, la época más dura de la represión de la Dictadura. “Es preciso explicar la historia de España y Catalunya. No entender el pasado no deja entender donde se está ahora”, añade.Lucha heroicaSegún el Catedrático, “la II República fue la época de más modernidad en la historia de España, que llevó por vez primera las escuelas públicas, el sufragio femenino, el divorcio, el aborto, las reformas agraria y del Ejército, los derechos laborales, la Seguridad Social... La gente de Europa venía a verlo”. Navarro sostiene que el golpe de estado fracasó debido a “la resistencia del pueblo sin ayuda internacional” en una “lucha heroica de tres años” y califica la guerra civil de “lucha de clases” en que la derecha catalana “apoyó al fascismo”.Navarro tampoco duda al tildar de “brutal” la Dictadura de Franco. “Por cada asesinato político de Mussolini, Franco cometió 10.000”, afirma para criticar a continuación el periodo de transición a la democracia vivido en España tras la muerte del dictador: “La transición fue poco modélica y hoy tenemos una democracia incompleta y un Estado del Bienestar poco desarrollado”. Por todo ello, y en relación al debate sobre la recuperación de la memoria histórica, Navarro es contundente. “Nos han robado la historia. No se trata de recuperar la memoria histórica sino cambiar la memoria histórica que está equivocada. Es preciso reescribir aquella historia que es falsa, que define aquel régimen como franquista en vez de fascista”. Según Navarro, el actual Gobierno socialista no está tomando las medidas a las que se había comprometido en esta materia por “miedo”.Olimpiada PopularMaría Salvo, que pasó 16 años en diversas cárceles franquistas por su lucha contra el régimen, evocó sus vivencias –entonces era una adolescente de 16 años que vivía en Barcelona– de aquel 18 de julio de 1936. “Ese día lo viví con la frustración por la suspensión de la Olimpiada Popular que se iba a celebrar en Barcelona en reivindicación del espíritu olímpico de paz y solidaridad y en contraposición a los Juegos de Berlín de la Alemania nazi en los que se pregonaba la supremacía de la raza”. Su hermano, campeón de Catalunya de natación, no pudo participar en el encuentro deportivo y ella se vio obligada a aplazar la jornada de playa en Badalona que, con unas amigas, había previsto para el día siguiente, domingo.“La sublevación del 18 de julio de 1936 truncó las esperanzas de toda una generación, frustró los anhelos de una juventud que veía en la República una puerta de esperanza”, recuerda. Una juventud que se sintió inmediatamente implicada en la defensa de la República: “trabajé siempre a la retaguardia, en apoyo a escuelas y hospitales, y en la resistencia a la quintacolumna”, tal como se conocían los espías e informadores del bando rebelde instalados en zona republicana. “Lamento que el silencio haya hecho que mucha gente desconozca qué ha pasado en este país”, dice Maria Salvo.Niños de MoreliaJordi Llop no se define como español, catalán o mexicano. Dice a los que le escuchan que es un “moreliano”, en homenaje en la ciudad mexicana del estado de Michoacán que le acogió, junto a unos 500 niños más de la España republicana, que en 1937 llegaron huyendo del conflicto armado. “Moralmente, sufrimos mucho. Somos los niños olvidados de la guerra”, se lamenta Llop.Con la perspectiva del tiempo, Llop entiende la difícil decisión de sus padres de embarcarlo, con uno de sus hermanos, a un destino tan lejano como seguro. “ Durante la guerra civil española fue la primera vez que se bombardearon las ciudades y en 1937 todos creemos que la guerra la ganaría la República”. También está muy agradecido al Gobierno de México, presidido en aquellos momentos por Lázaro Cárdenas. “Se portaron muy bien con nosotros. Al acabar la guerra en España, Franco nos reclamó, pero el gobierno mexicano se negó a entregarnos si no nos reclamaban nuestros padres”, recuerda.En 1946, Jordi Llop volvió a España con la creencia equivocada de que su padre aún era vivo. En la oscuridad del periodo más álgido de la Dictadura, en un país que ya no consideraba el suyo, Jordi Llop sufrió mucho. “Me quedé sin familia y sin nada. Nunca hemos sido reconocidos y nos hemos sentido unos extraños”. Por ello, siempre espera con especial entusiasmo la oportunidad de volver a Morelia, como hará dentro de poco.