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25/05/2006 / Barcelona

Rolando Hinojosa, escritor chicano: “La literatura chicana da una conciencia del valor del idioma que durante muchos años fue menospreciado”

Rolando Hinojosa, profesor universitario y escritor chicano, participa en las Jornadas: “Los chicanos en EEUU: lengua y literatura” que se celebran los días 25 y 26 de mayo en el ICCI / Casa Amèrica Catalunya. Se trata de uno de los escritores hispanos más importantes y respetados en los Estados Unidos. Con 15 libros publicados y trabajando también como traductor, fue el primer autor chicano en recibir un galardón literario internacional, el prestigioso “Premio Casa de las Américas” por su obra “Klail City y sus alrededores”. (Para leer entrevista completa clicar en "más")

Rolando Hinojosa, profesor universitario y escritor chicano, participa en las Jornadas: “Los chicanos en EEUU: lengua y literatura” que se celebran los días 25 y 26 de mayo en el ICCI / Casa Amèrica Catalunya. Se trata de uno de los escritores hispanos más importantes y respetados en los Estados Unidos. Con 15 libros publicados y trabajando también como traductor, fue el primer autor chicano en recibir un galardón literario internacional, el prestigioso “Premio Casa de las Américas” por su obra “Klail City y sus alrededores”.
 
¿Cómo ve estas Jornadas sobre los chicanos y qué finalidad les encuentra?
 
Creo que van a dar amplitud al conocimiento chicano, tanto del profesorado como entre los estudiantes, debido a que no es una materia completamente conocida pero de la que se ha oído o que se sabe algo. Ahora vamos a profundizar hablando, colaborando y discutiendo con el público, que eso siempre es de gran beneficio, tanto para el escritor como para ellos. Ser abiertos es un espíritu democrático de las Jornadas y para mi son un éxito. (Entrevista completa clicando en “más”)
 
¿Cuándo empezó la literatura chicana y en qué estado cree que está actualmente. Qué tendencias está tomando?
 
Está en un estado que no ha llegado a la decadencia todavía. Empieza a mediados del siglo XIX, no se reconoce porque Estados Unidos es un país muy grande. Pero en los sesenta, durante la guerra de Vietnam, con las marchas sobre los derechos civiles de los negros principalmente, nosotros copiamos de ellos para establecernos. Y a finales de los sesenta y principios de los setenta, empezamos a introducir programas sobre los chicanos, no sólo profesores chicanos, porque éramos muy pocos, sino cualquiera que quisiese dictar clases, siendo maestros en la materia.
Ahora, treinta años después, la literatura se ha esparcido porque las casas mayoritarias publican a escritores chicanos y la apoyan. Yo no gano mucho dinero escribiendo, gano más en charlas, el dinero será poco pero lo que estamos haciendo es algo muy importante, esparcir nuestra literatura. No somos pocos, hay 20 o 30 escritores chicanos más.
 
¿Qué influencia o calado tiene la lengua y la literatura chicana dentro de este colectivo?
 
Desgraciadamente no llega mucho al pueblo chicano porque no leen mucho. Los que sí nos leen mucho son los chicanos que están en las universidades o escuelas secundarias. Entonces uno va a estos lugares y empieza a presentar e introducirlos a esta literatura. Eso les da una conciencia del valor de su idioma que durante muchos años fue menospreciado.
 
¿Cree que existe un prejuicio social por parte de la sociedad americana ante la literatura chicana?
 
La sociedad americana no lee tampoco. Los prejuicios salían de la universidad porque no sabían quienes éramos y preguntaban si existía tal literatura, es que no nos habían leído. Empezamos a producir, yo ya ando por los 15 libros, y somos muchos. Y también decir que no es un monopolio de hombres, hay escritoras femeninas excelentes.
 
¿Qué consecuencias cree que tendrá la iniciativas del gobierno de los Estados Unidos para limitar la presencia de lo chicano?
 
Yo creo que es una cuestión muy económica. Pero es curioso que la mayoría de la mano de obra somos nosotros los chicanos, los que producen edificios, construyen casas...
Hay un documental de Alfonso Arau muy interesante que se titula “El día que no hubo mexicanos”. Se trata de una parodia de lo que va a ocurrir en el país norteamericano en un dado tiempo cuando desaparezcan los chicanos. ¿Quién va a recoger la fruta, las verduras, quién va a construir casas y emplearse en todo tipos de trabajos que los americanos no quieren desempeñar?.
Hay un ejemplo curioso, un pueblo en el norte de Georgia, Dalton, que está bien lejos de la frontera mexicana. La Cámara de Comercio temía perder su mejor y más grande industria, la de hacer alfombras. ¿Dónde fueron? A México. Se trajeron unas 500 familias enteras. Pero los chicos tenían que educarse, ¿entonces qué hizo la Cámara de Comercio de Dalton, Georgia? También se trajeron hombres y mexicanos bilingües de la capital de México para enseñarles a los chicos inglés y a la vez hablar español. Cuando interesa, da igual de dónde sean las personas.