Hace exactamente 70 años, un viejo barco llamado “Winnipeg” atracaba en el puerto de Valparaíso (Chile) con más de 2.300 refugiados de la guerra civil española. La victoria del general golpista Francisco Franco y la feroz dictadura instalada en España imposibilitaban el retorno de decenas de miles de personas que malvivían en campos de refugiados en el sur de Francia. En esta desesperada situación emergió la figura del poeta y escritor chileno, Pablo Neruda, quién lideró las gestiones para hacer posible el “barco de la esperanza” -como es conocido el Winnipeg- para 2.365 personas, quienes pudieron rehacer sus vidas en la patria del Premio Nobel de Literatura. Con motivo de esta efemérides, el próximo jueves 10 de septiembre, a las 19:00 horas, en la Biblioteca Can Mariner (c/ Vent, 1. Barcelona) se proyectará el documental “Winnipeg, el barco de la esperanza” con presencia de Carmen Blasco y Salomé Roset, dos de las pasajeras del buque. Más información en http://winnipeg70.wordpress.com/la-historia-del-winnipeg/. Clicar en la noticia para leer el poema “Misión de amor”, de Pablo Neruda.
70 aniversario de la llegada en Chile del ‘Winnipeg’, el barco de la esperanza de Pablo Neruda para 2.365 refugiados españoles
Poema “Misión de amor”, de Pablo Neruda Yo los puse en mi barco.Era de día y Francia su vestido de lujo de cada día tuvo aquella vez, fue la misma claridad de vino y aire su ropaje de diosa forestal.Mi navío esperaba con su remoto nombre “Winnipeg”. Pero mis españoles no venían de Versalles, del baile plateado, de las viejas alfombras de amaranto,de las copas que trinanc on el vino, no, de allí no venían,no, de allí no venían.De más lejos, de campos de prisiones, de las arenas negras del Sahara, de ásperos escondrijos donde yacieron hambrientos y desnudos, allí a mi barco claro, al navío en el mar, a la esperanza acudieron llamados uno a uno por mí, desde sus cárceles,desde las fortalezas de Francia tambaleante, por mi boca llamados acudieron,Saavedra, dije, y vino el albañil, Zúñiga, dije, y allí estaba, Roces, llamé, y llegó con severa sonrisa, grité, Alberti! y con manos de cuarzo acudió la poesía. Labriegos, carpinteros, pescadores, torneros, maquinistas, alfareros, curtidores:se iba poblando el barcoq ue partía a mi patria. Yo sentía en los dedos las semillas de España que rescaté yo mismo y esparcí sobre el mar, dirigidas a la paz de las praderas.