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06/11/2009 / Barcelona

Benito Zambrano, director de cine español: “No hay que tener vocación de masas sino vocación de hacer las cosas bien”

Con motivo de la reciente celebración de la tercera edición en Catalunya del Festival del Cine Pobre de Humberto Solás, el director de cine  español Benito Zambrano ha visitado Casa Amèrica Catalunya. En la siguiente entrevista, el laureado artífice de películas tan prestigiosas como “Solas” o “Habana blues” aborda el momento actual del cine latinoamericano, marcado por la necesidad de rentabilizar al máximo sus escasos recursos. Algo que Zambrano, formado en la cubana Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, conoce muy bien. “Este cine es una ventana al mundo, a la vida y a la diversidad y habría que protegerlo”, sostiene Zambrano quien está trabajando en su próximo proyecto, la adaptación de la novela de Dulce Chacón “La voz dormida”, sobre la vida de las mujeres en las cárceles de la España del dictador Franco.

-¿Qué le parece esta iniciativa de llevar a Catalunya el Festival de Cine Pobre de Humberto Solás? Todas las posibilidades que haya de mostrar y exhibir el cine que se hace en América Latina o en España son una experiencia loable y maravillosa. Debemos tener en cuenta que los canales de exhibición están muy reducidos a una cinematografía en concreto. Cualquier espacio para exhibir este tipo de películas es muy rico e interesante para que podamos ver lo que se hace en Latinoamérica. Me parece admirable lo que estáis haciendo desde Casa Amèrica Catalunya, intentando traer este cine tan curioso como es el que representa el Festival de Cine Pobre de Humberto Solás.  - Muchas veces existe la percepción popular de que una película de bajo presupuesto puede ser menos película que una gran producción. ¿Cuál es su opinión? El cine tiene unas referencias muy potentes que están situadas en el modelo de Hollywood. ¿Para que engañarnos? Es verdad que estamos acostumbrados desde toda la vida a que ese es “El Cine”. Cuando uno va a ver una de esas películas le impresiona todo: la factura, el acabado, la historia que cuenta. Siempre nos vamos a quedar embelesados viendo una gran producción americana. Cuando uno ve “Gladiator”, el cine de Spielberg, Coppola, “La guerra de las galaxias” o “El señor de los anillos”, seria estúpido decir que no te quedas fascinado. Son películas que valen casi lo que se puede gastar toda Latinoamérica en cine. Eso realmente impresiona. Y cuando las cosas te impresionan, te crees que eso es el cine y lo demás un sucedáneo. Sin embargo, hay películas con menos recursos que son una ventana al mundo, a la vida, a la diversidad, a la cultura de otros sitios. Este cine es muy interesante y hay que protegerlo. - ¿Por qué buenas películas hechas en Latinoamérica no llegan al gran público? Todos los años, de América Latina sale un grupo de películas, al igual que en España, que están muy bien y que deberían tener mayor recorrido. Lo que pasa que es difícil porque el cine es un negocio que mueve mucho dinero y hay unas salas y unos espacios muy acotados para cubrir una serie de películas. Cuesta muchísimo que las películas españolas se vean fuera de España; cuesta muchísimo que una película mexicana, ya no que se vea en América Latina, sino que se vea fuera de México, o que una película argentina se vea fuera de Argentina. Normalmente, las películas tienen un recorrido dentro de su propio país y un escaso recorrido fuera. Después están las cuatro o cinco excepciones de películas que de pronto “rompen” y se convierten en películas transfronterizas, como por ejemplo la mexicana “Como agua para chocolate”, la argentina “El hijo de la novia” o la colombiana “La estrategia del caracol”.  - ¿Cree que la llamada revolución digital ha cumplido las expectativas a la hora de realizar un cine con menos recursos?  No. Yo recuerdo en mi época de estudiante en la Escuela de Cine de Cuba que se empezó a hablar de utilizar el video como una posibilidad de rodaje que abarataría los costes. Hubo un director cubano, Julio García Espinosa, que se arriesgó a hacer una película en video, mucho antes que nadie, en 1993. No quiero entrar en valoraciones artísticas pero la película pudo ser más interesante. El problema ahora mismo no es el formato o la manera de hacerla sino los canales de exhibición. Aunque es verdad que hoy en día con Internet todo está cambiando mucho y te puedes encontrar con gente que ha hecho un “corto” o algo interesante con un millón de personas que lo han visto en Youtube o  la red. ¡Ninguna de mis películas en cine la ha visto un millón de espectadores!.  - ¿No será que por parte del gran público hay una especie de autocomplacencia en el sentido que exige un tipo de cine alternativo que luego no consume? Si, puede pasar. La gente puede estar cansada de ver la misma mierda por televisión, pero no hace nada para cambiarlo. Por eso creo que espacios alternativos como el Festival de Cine Pobre que difunde Casa Amèrica Catalunya o los millones de festivales que hay son interesantes porque son los pequeños granitos que pueden formar una roca. Al final la gente somos muy cómodos y no nos arriesgamos a ver una película que no conocemos. Al fin y al cabo es lo que pasa en la vida. Por ejemplo, hay muy buena literatura y sin embargo llevamos un año leyendo lo mismo: en la playa, en los trenes, en los aviones. Son fenómenos que poco a poco van pasando. Creo que no hay que tener vocación de masas sino vocación de hacer las cosas bien. - ¿Cuál es su próximo proyecto? Estamos armando financiera y económicamente la adaptación de un libro que se llama “La voz dormida”, un libro maravilloso de Dulce Chacón que recomiendo que la gente lea. Nos habla de las mujeres en las cárceles durante el franquismo y toda la represión brutal de esa época. Es una película que espero rodar el año que viene. No es un film complicado, aunque si que es un poco más costoso porque es una película de época.  - ¿Le interesa especialmente la temática femenina? Trabajar en historias de mujeres me encanta. Para mi son más interesantes que las de hombres. En este caso ha sido más bien una casualidad porque cuando leí la novela me fascinó. Pero hoy en día, las mujeres me resultan más interesantes que los hombres.