La escritora mexicana Cristina Rivera Garza ha pasado por Casa Amèrica Catalunya con motivo de su estancia en Barcelona para presentar El invencible verano de Liliana, su último libro donde reconstruye y reivindica la trayectoria vital de su hermana, víctima de un feminicidio perpetrado por su pareja en 1990. Admirada como autora literaria y reconocida activista feminista, en la siguiente entrevista Rivera Garza subraya la importancia del lenguaje para desmontar el sistema patriarcal artífice, en su opinión, de una de las grandes tragedias contemporáneas de la humanidad: la guerra contra las mujeres.
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Cristina Rivera Garza: ‘Escribir es narrarnos a nosotros mismos más allá, e incluso en contra, de las historias autorizadas desde el poder’
El invencible verano de Liliana
“Es el libro que he intentado hacer desde que empecé a escribir. Me planteé cómo usar las estrategias literarias para revertir el lenguaje patriarcal que convirtió el asesinato de mi hermana en un crimen pasional y que implícitamente culpa a la víctima y exonera al agresor; presentar y compartir la vida de mujeres que, como mi hermana, han sido masacradas sin recurrir a las fórmulas que las revictimizan.
Un lenguaje preciso y digno que es una tarea colectiva con décadas de movilizaciones de mujeres, feministas y no feministas, que han trabajado incansablemente. Gracias a ellas he podido contar la historia de mi hermana con la dignidad que merece. Sin el riesgo tomado por muchas mujeres, este libro no hubiera sido posible”.
“Me imaginaba a Liliana sobre mi hombro”
“Si no hubiera encontrado el archivo documental que mi hermana hizo de sí misma, hubiera sido imposible escribir este libro. Tuve que ir a una casa vacía, pensé que iba a facilitarme las transformaciones radicales por las que iba a pasar, uno no escribe un libro como éste para ser el mismo sino para abrir todas las posibilidades y esperar con confianza a ver qué va a pasar, qué es lo que te trae…
Con este archivo descubrí a otras Lilianas, yo fui su hermana pero no su compañera de universidad, o la amiga con la que convivía, me tocó verla en esas otras rutinas y formas. Y me tocó también como compañera de escritura. Me la imaginaba sobre mi hombro diciéndome: “Ay, no, eso está muy cursi, quítalo por favor, mi experiencia no va para allá” y cosas por el estilo.
La transformación mayor fue el cambio del duelo, que era muy íntimo, silencioso y aislado. Compartir la historia de la vida de Liliana, el milagro de su vida, ha ayudado a articular este duelo con otros aunque la herida nunca se vaya a cerrar.”
Las dos tragedias del mundo actual
“En el mundo actual pasamos por dos tragedias fundamentales: las migraciones y la guerra contra las mujeres. Nuestro futuro va a depender de una discusión amplia, íntima, cuidadosa sobre qué hacemos y cómo nos comportamos ante ello.
La producción del lenguaje que nos permite identificar crecientes escenas de peligro es fundamental para entender a nuestro mundo y protegernos y cuidarnos, ahora y a las generaciones que vienen. Por ejemplo, en lugar de violencia doméstica hablar de terrorismo íntimo de pareja puede provocar reacciones y códigos de conducta distintos en mujeres que notan cosas extrañas y que no necesariamente tienen acceso a un lenguaje que las haga reaccionar de inmediato con el sentido de urgencia ante un peligro letal.
Tal vez porque acabo de escribir este libro soy un poco optimista. Lo que he visto estos últimos años, la constante toma del espacio público, la adopción, nunca fácil, nunca suave, de términos como acoso, hostigamiento, feminicidio… son visos de lo que necesitamos hacer, de cómo prepararnos para el mundo que viene. Las palabras son acciones e importan porque producen realidad”.
"Lo único que se me da es escribir"
“Me gustaría hacer más cosas pero lo único que se me da es escribir. Y como no creo en los libros de la torre de marfil, ni en una escritura ensimismada, estoy profundamente convencida de que cuando utilizo el lenguaje adquiero una deuda con el mundo al que pertenezco. Y desde allí es la manera de interrogarnos sobre cómo el poder cuentas sus historias y se posiciona frente a nosotros para callarnos, para someternos, para desdecirnos… Es el gran potencial de escribir libros.
Hay que mantenernos siempre vigilantes ante cómo nos narra el poder. Hay que producir una relación con el lenguaje a través de la cual podamos narrarnos a nosotros más allá, e incluso en contra, de las historias autorizadas desde el poder. Eso es escribir.
El violentómetro y la justicia
“El problema de las familias que han sufrido pérdidas a causa de la violencia es la culpa que surge de no haber sido capaz de ver el peligro y proteger a los tuyos. En México existe el violentómetro donde activistas y profesionales de la salud pública han ido trabajando con mujeres víctimas del terrorismo íntimo de pareja para identificar y medir las condiciones de peligro. Al abrir las cajas de mi hermana me pregunté si iba a encontrar evidencias de ese creciente peligro. Y así fue.
La señal más importante de un feminicidio es que ha habido violencia anterior, no ocurre de la nada. Es un proceso que se vuelve extremadamente peligroso cuando la mujer deja al agresor y éste se convence de que ya no está bajo su control absoluto. Tres meses después es la ventana de mayor letalidad y Liliana fue asesinada al mes y medio de dejar la relación. Si hubiéramos sabido de este violentómetro quizás estaríamos contando otra historia.
En 1990, un juez ordenó la aprehensión de Ángel González Ramos, que huyó tras, presuntamente, cometer su crimen. Está prófugo. Hay un proceso legal que he seguido, estoy siguiendo y seguiré “hasta que la justicia se siente a la mesa”, como decía Rosario Castellanos.”