Multitudinaria conferencia de Dilma Rousseff en el Colegio de la Abogacía de Barcelona donde la exmandataria brasileña ha denunciado el deterioro de la democracia en su país, situación agravada tras la reciente entrada en prisión de Lula da Silva, expresidente y candidato en las próximas elecciones presidenciales. “No hay plan B a Lula, quien representa al 90 por ciento de la población de Brasil que necesita ser el centro de la acción de gobierno. Por ellos, vamos a resistir”, ha dicho Rousseff.
Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil: ‘No hay plan B a Lula’
La presencia de Rousseff en Barcelona, auspiciada entre otras entidades por Casa Amèrica Catalunya, ha levantado una gran expectación. El majestuoso Salón de Actos del Colegio de la Abogacía ha quedado pequeño y se ha tenido que habilitar otro espacio para acoger a todas las personas, entre ellas muchos brasileños residentes en Barcelona, que querían seguir las palabras de la expresidenta brasileña (2011-2016).
En su intervención, titulada Brasil, estado de excepción y democracia amenazada, Rousseff ha calificado a Lula da Silva de “preso político”. “La detención de Lula persigue impedir que gane las elecciones presidenciales. Quieren destruirle y, con él, al Partido de los Trabajadores”, ha afirmado.
“Lula está en régimen de aislamiento en la prisión, pero él es capaz de hablar con las paredes. Necesitamos de vuestra solidaridad para resistir”, ha añadido dirigiéndose al público donde abundaban pancartas de apoyo a su figura, otras reclamando la libertad de Lula y algunas más recordando a Marielle Franco, la concejal y activista de Río de Janeiro asesinada recientemente, “un crimen que no puede quedar impune”.
Golpe de estado
Rousseff, que fue apartada de la presidencia de Brasil en 2016 tras una polémica votación en el Senado del país, ha remarcado que su destitución responde a un golpe de estado civil, impulsado desde el parlamento con apoyo de los poderes judicial y financiero y de los medios de comunicación. “¿Con qué objetivo? Encaminar a Brasil hacia un nueva era neoliberal ya que la etapa Lula y la mía habían demostrado que era posible crecer y redistribuir la riqueza a través de un proceso de inclusión muy eficaz que sacó de la pobreza a más de 40 millones de brasileños”, ha explicado.
“El golpe de estado era políticamente inevitable para ejecutar un programa que no tenía el apoyo de las urnas”, ha remarcado Rousseff tras advertir que hasta el momento los precursores del “golpe” no han tenido fuerza suficiente para privatizar las grandes corporaciones del estado brasileño como la petrolera Petrobras, los bancos de inversión e hipotecario y las compañías eléctricas.
“Los golpes de estado siempre se radicalizan para mantenerse. Hoy en Brasil tenemos un low fair o estado de excepción que busca la destrucción civil del adversario. Y una vez abierta la caja de pandora brasileña, lo primero que surge es una violencia monstruosa, sobre todo contra la población negra”, ha señalado.
En este contexto, Rousseff ha subrayado que la prisión de Lula pretende evitar que gane las próximas elecciones ya que “el resultado político del golpe fue un desastre y los golpistas no tienen un candidato en condiciones”.
”Hoy Brasil está polarizada y Lula es capaz de luchar para que el país se encuentre a sí mismo”, ha proclamado para ganarse a continuación una cerrada ovación: “Cuando tuvimos democracia, mejoramos la situación de la población brasileña”.