El Consulado de Ecuador en Barcelona ha acogido una escena difícil de imaginar hace poco tiempo: el alcalde de Quito, Paco Moncayo, celebrando con cava el 188 aniversario de la independencia de Guayaquil. (En la imagen, a la izquierda del Cónsul de Ecuador en Barcelona, Freddy Arellano). “Soy guayaquiteño”, ha exclamado Moncayo tras declararse “obsesionado” por la unidad entre Quito y Guayaquil. En este sentido, ha elogiado a su adversario político, Jaime Nebot, alcalde de la ciudad costera donde, por escaso margen y a diferencia de lo ocurrido en el resto del país, triunfó el ‘no’ a la Constitución impulsada por el presidente Correa. “Es un resultado normal, producto de los afectos con un buen alcalde”, ha señalado Moncayo, quien también ha afirmado con solemnidad: “Barcelona es para los Gobiernos locales lo que Nueva York significa para los gobiernos nacionales”.
El alcalde de Quito, Paco Moncayo, elogia el liderazgo de Barcelona en los Gobiernos locales y proclama: “soy guayaquiteño”
Paco Moncayo encabeza una delegación de la capital ecuatoriana que estos días mantiene en Barcelona diversas reuniones de trabajo con el Ayuntamiento de la capital y la Generalitat de Catalunya y en las que se han abordado temas como la cooperación, la seguridad, el transporte público, el servicio público de alquiler de bicicletas y el control del tráfico. “Barcelona y Quito están hermanadas, tenemos una relación muy estrecha con resultados espectaculares”, ha afirmado Moncayo, quien también ha mostrado su alegría por la reciente intervención en las Fiestas de la Mercè de Barcelona de una delegación de artistas de Quito. Moncayo, que es general del Ejército de Ecuador, también se ha referido a la decisión del Gobierno de Correa de desmantelar la base norteamericana de Manta. “Como militar y político saludo que no existan bases de ninguna índole en nuestro territorio” para apuntar, a continuación, que el Gobierno de su país no tiene porqué subordinarse “ni a Lula, ni a Chávez y sí buscar caminos juntos”. En clave regional, Moncayo ha afirmado que “Iberoamérica es una patria dividida. Cometimos un error de nacimiento al separarnos en muchos estados. Al día siguiente de las independencias ya estábamos en guerra entre nosotros” y ha añadido: “Europa muestra que en este mundo nuevo hay que integrar a los estados para obtener presencia internacional. Sin unidad, no tenemos futuro”. En alusión a la crisis económica y los incentivos al retorno de aquellos emigrantes en España que queden sin trabajo, el alcalde de Quito ha sido contundente: “es difícil que las familias que salen regresen para quedarse. No preveo un retorno masivo de ecuatorianos”.