La tensión entre Argentina y Uruguay por la conflictiva construcción de dos fábricas de celulosa en el lado uruguayo de uno de los pasos fronterizos entre ambos países se ha recrudecido esta semana. El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez describió la situación entre su país y Argentina con un símil tanguista: "Yo diría que lo que ha pasado entre Argentina y Uruguay es casi como la letra de un tango en el que el tipo, el hombre, le pega hoy a la mujer, la lastima, la golpea, a cuenta de que quizás dentro de cinco años la mujer lo va a engañar con otro, sin saber si realmente lo va a engañar o no lo va a engañar". Mientras, el Gobierno argentino liderado por el presidente, Néstor Kirchner, afirmó el mismo día su intención de llevar el caso al Tribunal de La Haya para demostrar que la construcción de las papeleras no cumple con los requisitos y supone un gran riesgo ecológico para la región.
El presidente uruguayo Tabaré Vázquez compara a Argentina con un maltratador de mujeres
La tensión entre Argentina y Uruguay por la conflictiva construcción de dos fábricas de celulosa en el lado uruguayo de uno de los pasos fronterizos entre ambos países se ha recrudecido esta semana. El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez describió la situación entre su país y Argentina con un símil tanguista: “Yo diría que lo que ha pasado entre Argentina y Uruguay es casi como la letra de un tango en el que el tipo, el hombre, le pega hoy a la mujer, la lastima, la golpea, a cuenta de que quizás dentro de cinco años la mujer lo va a engañar con otro, sin saber si realmente lo va a engañar o no lo va a engañar”. Mientras, el Gobierno argentino liderado por el presidente, Néstor Kirchner, informó el mismo día de su intención de llevar el caso al Tribunal de La Haya para demostrar que la construcción de las papeleras no cumple con los requisitos y supone un gran riesgo ecológico para la región.
Estas declaraciones del presidente uruguayo se han producido en medio de las protestas organizadas en Gualeguaychú, territorio argentino fronterizo con la zona uruguaya donde se instalarían las papeleras. Los vecinos de Gualeguaychú llevan ya cinco días bloqueando la carretera y son más de 200 los camiones procedentes de Brasil, Chile y Uruguay que están varados a la espera de poder cruzar el puente. Aunque ni las protestas ni las quejas oficiales han logrado frenar por el momento la construcción de las dos fábricas de celulosa, la tensión entre los líderes políticos de ambos países se ha intensificado. Tabaré Vázquez ha acusado a al país austral de “estar causando un daño real en mi país por un perjuicio hipotético”.
El proyecto de construcción de estas dos fábricas se hizo público hace un año. Desde ese momento, Argentina manifestó su oposición y su preocupación por el impacto ecológico que pueden suponer para las aguas del Río de la Plata las papeleras. Aunque Argentina deja abierta la vía del diálogo con Uruguay, siempre y cuando se realice un estudio sobre el impacto ambiental, el Gobierno argentino ha decidido recurrir a la justicia de La Haya. El gobernador de la región de Entre Ríos, Jorge Busti, la zona directamente afectada por el conflicto, aseguró el lunes 6 de febrero que ya ha entregado toda la documentación sobre el caso al Estado Nacional para que éste lleve el caso a la justicia internacional.
Mientras en el norte de Argentina la batalla por las papeleras se ha intensificado, una comisaría del sur sufrió el 7 de febrero el asalto de un millar de piqueteros que querían liberar a un dirigente petrolero encarcelado durante la protesta laboral contra Repsol YPF. El ataque de los trabajadores petroleros se saldó con un policía muerto y 15 heridos. Este conflicto dura ya tres semanas, en las que piqueteros de la organización Polo Obrero han bloqueado el acceso a las plantas petroleras del norte de Santa Cruz, provincia patagónica, y reclaman la modificación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Ante esta situación, Repsol YPF se ha visto obligada a suspender la producción en la región, lo que le ha supuesto enormes pérdidas económicas. La gravedad de estos disturbios, que van desde tiroteos a ambulancias hasta ataques con cócteles molotov, ha hecho que el ministro del Interior envíe 300 efectivos para restablecer la calma.