(Artículo del director general de la Fundación Casa Amèrica Catalunya, Antoni Traveria, publicado en la edición de hoy martes 2 de marzo de ‘El Periódico de Catalunya) "Chile está herido. La tierra ha vuelto a rugir con furia en este estrecho y largo país de 4.000 kilómetros acostumbrado a sufrir temblores sísmicos y amenazado siempre, por la posibilidad que pueda producirse el gran terremoto devastador. La cifra de muertos sigue creciendo y el escenario de la catástrofe para los que han logrado sobrevivir es estremecedor. Las réplicas no han dejado de sucederse, algunas alcanzando grado 6; el terror a una nueva sacudida violenta ataca el inconsciente de quienes han logrado salvar su vida.
El terremoto de Chile: 'Despertar de la pesadilla'
La destrucción se ha hecho muy aparente en estos últimos terribles tres días. La reconstrucción de todo lo ahora dañado será una inmensa tarea de muchos y muchos años que supondrá una hipoteca de futuro –se habla de 30.000 millones de dólares- con un cambio evidente de prioridades en la gestión de un país considerado como el más próspero y moderno de América Latina. La inmensa mayoría de muertes se han producido de madrugada, mientras las gentes dormían en sus viviendas. Como casi siempre en este tipo de tragedias, las víctimas son de extracción humilde, las más vulnerables ante dramáticas contingencias como ésta. Es Chile un país con cerca de 2.000 volcanes que registra más de la mitad del conjunto de actividad sísmica que se produce en todo el mundo. Los fantasmas del pasado han vuelto a aparecer, como si el tiempo no hubiera transcurrido, con la memoria fijada en los dos grandes sacudidas de 1960 y 1985; la de hace medio siglo con más de 3000 muertos, dos millones de personas damnificadas y un grado 9,6 en la escala de Richter, el más fuerte de los registrados en la historia contemporánea. Se preparaba el país para un cambio de gobierno histórico el próximo 11 de marzo. Michelle Bachelet, con más del 80 por ciento de aceptación popular, traspasará el mando al rico empresario de éxito de la derecha, Sebastián Piñera. Ahora, todo será distinto para ambos. Juntos, el gobierno saliente y el entrante, deberán afrontar la gestión de una dramática tragedia en la que sólo cabe la coordinación y unidad para evitar la desesperanza de quienes han podido salvar la vida ante un nuevo capricho de la madre naturaleza. No va a resultar fácil despertar de esta terrible pesadilla".