La realidad supera a la ficción. En pocos lugares se cumple esta máxima con tanta precisión como en el Norte de México actual. De allá procede Franco Félix (Hermosilla. Sonora. 1981), uno de los autores del pasado Festival KM Amèrica. En un entorno con las relaciones personales distorsionadas por el miedo a la violencia del narco y turbado por un escenario global "bien delicado" donde la adición a las pantallas de los más jóvenes refleja la imposición del metaverso, "la segunda vida”, este doctor en Humanidades explica que como escritor "no me queda otra que mirar hacia el mundo interior". Un viaje hacia dentro permanente en su obra y que en Lengua dormida, su último libro, logra la excelencia con su narrativa sobre la pérdida a través de la muerte de su madre.
Franco Félix, escritor mexicano: ‘No me queda otra que mirar hacia el mundo interior’
“Estar en el KM Amèrica es un agradecimiento enorme. No me imaginaba en Catalunya y menos junto a autores como Leonardo Padura o Natalia García Freire”, arranca diciendo Franco Félix, cuya sabiduría y humildad emergen con rapidez tras su estampa corpulenta y su estética de aroma grunge.
Sobre su cautivadora Lengua dormida, Félix explica que “uno de los elementos fundamentales de nuestra identidad es conocer nuestros orígenes. Nuestros padres deben de tener una historia. Mi madre lo clausuró, dijo que no iba a hablar de su pasado y construyó un delirio... Traté que Lengua dormida no fuera el universo absurdo y el mundo de confusión de mis otros libros pero eso ha estado ahí porque no sabía nada de mi madre. Toda mi infancia fue buscar y buscar, tratar de entender.”
“Quiero escribir desde la imaginación pero termino descubriendo que la realidad es más perturbadora y entretenida”, añade el escritor mexicano, autor también de Kafka en traje de baño (Nitro/Press, 2015), Los gatos de Schrödinger (Tierra Adentro, 2015), Mil monos muertos (Buap, 2017) y Maten a Darwin (Caballo de Troya).
La realidad del Norte de México
Requerido por la influencia en su obra de la cruda realidad en el Norte de México, Franco Félix explica los patrones de la vida cotidiana en la zona. “Tienes miedo de responder o interactuar porque no sabes si aquella persona es un sicario o si está relacionada con el narco. Es el miedo constante a la figura del padre, que antes se encarnaba en el Estado... En el Norte de México el contacto directo con los Estados Unidos generaba esta tensión pero veo que en Sudamérica también está pasando. El lugar del padre lo ha tomado la violencia, que trata de someter y encarar la realidad”, reflexiona tras asegurar que “Latinoamérica tiene una esquizofrenia mitológica: hay una ausencia, no nos sentimos representados, no tenemos el arraigo de la paternidad."
Una realidad que obliga a repensar Latinoamérica, ”que no es igual a la de García Márquez, Cortázar o Donoso”, apunta no sin admitir que “la lectura de los autores del boom es fundamental”. Para Félix “es importante cuestionarnos cosas que parecen muy obvias” e invoca a la reflexión en torno a “una nueva literatura con otras formas de ver la violencia, el amor o la familia. Todos los temas deben ser revalorados y repensados”.
En este escenario, para el escritor “no hay otra que mirar hacia dentro, pensar en el mundo interior frente al vacío, la continuidad del sujeto con el mundo se ha cortado. Parecemos una sociedad racional y muy inteligente pero cada vez somos más retraídos y las redes sociales no dan cuenta de ello. La escritura sí lo plantea con personajes muy interiorizados que tratan de relocalizar las emociones y sentimientos y reconstruir ese cosmos interior desde el núcleo fundamental de lo más cercano, la familia”. En su caso, aboga por una “relación íntima con la conciencia ecológica que tiene que ver con comportamientos que ayuden a las comunidades, a la colectividad, a lo local”.
El síndrome de la falta del Ipad
El autor también expone su preocupación por la aditiva influencia del mundo digital en los más jóvenes. “Seguro que en el manual SM6 o 7 vendrá el síndrome de la falta del Ipad”, dice con acritud tras constatar que “por la hiperproducción del sistema, los padres están ocupados y cansados todo el tiempo. Los niños se quedan en su celular (teléfono móvil) y en su Ipad, no pueden despegarse”. Y advierte: “Las grandes compañías de lo digital y virtual quieren que nos mudemos, que abandonemos ya la carne y nos vayamos al metaverso, a esta segunda vida”. Un escenario contra el que Franco Félix combate creando historias “que les llame la atención y les haga separar los ojos de las pantallas”.
Para finalizar el escritor cita como libros de cabecera Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño; La broma infinita, de David Foster Wallace; El padre muerto, de Donald Barthelme y El Arco Iris de gravedad, de Thomas Pynchon: “Es muy importante ejercitar ese músculo vital de la abstracción, que poco a poco hemos ido perdiendo por la nueva era digital donde todo va a gran velocidad. Estos libros se oponen a todo esto”, remarca.
Leer también:
Gustavo Faverón, escritor peruano: ‘Intento recobrar la ambición de que escribir una novela es crear un mundo’
Natalia García Freire, escritora ecuatoriana: “Escribir es rasgar las heridas que todos llevamos dentro”