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28/09/2010 / Barcelona

Gelman, Mederos y Banegas afinan en L’Auditori la presentación mundial del concierto-recital 'Del amor'

Llegó el día de la presentación mundial del único concierto-recital titulado Del Amor que el poeta Juan Gelman, el bandeonista Rodolfo Mederos y su Trío y la escenógrafa Cristina Banegas ofrecerán en la sala Oriol Martorell de L’Auditori de Barcelona, marcado por los últimos ensayos. El concierto ha sido organizado por Casa Amèrica Catalunya, con el apoyo de la Diputación de Barcelona, Fundación Santillana, TV3 - Televisió de Catalunya y El Periódico de Catalunya. Ayer, esta reunión de talento apenas tuvo unas horas de liberación para atender a periodistas y definir las sensaciones que les genera este evento. A la venta quedan escasísimas entradas para un acontecimiento nunca visto antes: La recreación musicada en escena de los poemas de amor escritos por la propia voz del mayor poeta vivo actual.

Entre amigos, el humor de Gelman (derecha, en la foto) resultó excelente: “Los lunes no deberían existir. Alguien tendría que presentar una proposición de ley ante el Parlamento”. Antes de conocer el toque de Banegas, la rotundidad de Mederos (en el centro, en las fotos) o la ironía sutil del poeta, la introducción a cargo de Antoni Travería en calidad de director general de Casa Amèrica Catalunya, como generadora y organizadora de este singular Del Amor. Para Travería, “los sueños son para ser luchados y éste ha llegado tras mucho esfuerzo. Han pasado tres años desde la primera idea en casa de Juan Gelman. ¿Por qué en Barcelona? Ellos lo aceptaron así. El próximo 2 de abril, Casa Amèrica Catalunya cumple su centenario, nos hacía mucha ilusión reunirlos y así conseguimos nuestro gran concierto. La biografía de los tres es harto conocida y nos excede por su grandeza. A causa de su reciente accidente doméstico, Joaquín Sabina es nuestro único ausente en cartel. Quería venir por su complicidad con América Latina y su amistad con Juan Gelman. Aún así, estará en vídeo y presentará el concierto gracias a unas palabras grabadas de bienvenida”. La sorna de Rodolfo Mederos no se hizo esperar, “tiene mucho riesgo agarrar un libro en un estante”. Y remató Gelman con cariño hacia Sabina: “Y suerte tuvo que los libros no muerden”. A partir de ahí, fuera bromas. Los protagonistas, metidos en harina. Voz cantante para Mederos: “No importa ya de dónde surgió la idea. Ahora, en vísperas, siento que esta posibilidad de apoyar con mi música la poesía de Juan Gelman resulta una oportunidad que la vida me da de apoyar una estética y una memoria. La Humanidad y las artes, también el tango que yo practico, se hallan en crisis de pulverización. Tengo 70 años y vengo de lo más puro. Pertenezco a una casta pura, curtida entre los años 30 a los 60 del pasado siglo. A partir de ahí, todo se enrareció, fundiéndose en lo que dicta y domina el poder. La famosa globalización comporta una pérdida de la identidad y yo me siento un ecologista de la música”. Mederos posee un discurso cuajado, meditado, firme: “La música, hoy, se halla en situación clínica de pronóstico reservado. Veo demasiado oportunismo por todas partes. Por tanto, cada vez que puedo tocar música pura, para mí resulta una oportunidad. La poesía de Juan Gelman es un sentimiento. La música que he creado para este espectáculo se funde con ella, la sostiene. Y eso me animó a embarcarme en el intento. Desde lo anecdótico, la idea de Del amor surgió en casa de alguien y vale aquello de ‘Dios los cría y ellos se juntan’…”. Cristina Banegas, la gran dama de la escena argentina, más puntillosa con la memoria, le recuerda que en la ceremonia de entrega a Gelman del título honorario como ciudadano ilustre de Buenos Aires, se le sugirió que su música casaba con los poemas de Juan. A base de asados y tiempo, mucho tiempo, la idea de hacer algo juntos, tomó cuerpo. Y al final, alguien parió. No se sabe bien cómo, de todos modos. Entre esas bromas de embarazo largo y poco penoso, Gelman toma el testigo para identificarse con la jerga del bandoneonista “tratamos de hallar un tono que aguanta el recital y la verdad es que el trabajo de Mederos lo logra. ¿La selección de los poemas?. Ahí acertó Cristina. Ya me dijo de antemano que había escrito muchísimos dedicados al amor, tal vez demasiados. Yo, que me creía un revolucionario… Me agarró la desesperación, no me había dado cuenta. El criterio de selección fue, más o menos, cronológico. Y según el ‘clima’ precisado por el recital”. Aportación de Mederos: “El orden de los poemas es ya una composición, como el orden de la propia música”. Respuesta marxista (fracción Groucho) de Gelman: “Mientras no genere lanzamiento de tomates y huevos…”. Rodolfo vuelve al sendero de la seriedad: “El éxito del artista radica en conseguir que el espectador salga del teatro y ya no sea igual, ya no sea el mismo. El arte no debe ser confortable. La auténtica función del arte es modificar a la persona y, en este sentido, habrá sido revolucionario”. Turno para Banegas: “Fui convocada por Gelman, soy su amiga y lectora desde muchísimos años. Pensé ‘en vaya lío se ha metido…”. La selección final es fantástica. Mi trabajo debía ser austero, preciso, sostener música y palabras con una buena luz,  gracias a la ayuda de Juan José Cambre –autor de las imágenes- y de Marco Pastorini –escenográfo-. Conseguir un tai-chi visual en pantalla, acompañando los climas y tonos del recital. Es una experiencia hermosa acompañar este diálogo de poesía y música, de Gelman y Mederos, que construye otra obra discurriendo a otro nivel sonando a tango, milonga, valsecito…”. Interrumpe Mederos, “de mi, siempre saldría tango”. Y a partir de ahí, la rueda de prensa se desestructura por completo. Navega hacia reflexiones de Gelman a vueltas con la inspiración (“no se puede escribir poesía de modo deliberado. Sigo estando insatisfecho y eso me hace seguir escribiendo, a esperar la llegada de la Señora”). Señora entendida como personal sinónimo de inspiración, lo que otro llamaría musa. Más derivadas: El papel histórico de Barcelona como capital internacional del tango. Banegas, reivindicadora de la musicalidad y el ritmo implícito en los buenos poemas. El recuerdo de las bodas en su barrio de chico, Villa Crespo, con las empanadas y el bandoneonista, que no podían faltar, imprescindibles como los novios y el sacerdote. Y Mederos, que ha creado una orquesta con 13 músicos en su Argentina, como las de antes. Pero, ahora, ¿quien tiene arrestos para contratar a ese anacronismo?.