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01/02/2006 / Barcelona

Jordi Estévez, profesor de Prehistoria a la Universitat Autònoma de Barcelona y Director Vinculado al CSIC: “Que un cambio súbito sea una catástrofe depende de la organización de la sociedad”

El ciclo de conferencias "Ciencia y poder. El poder de la ciencia" ha realizado su segunda sesión bajo el lema "El poder del dolor". A partir de la conferencia de Jordi Estévez (en la imagen), Profesor de Prehistoria a la Universitat Autònoma de Barcelona y Director Vinculado al CSIC, sobre "Ciencia y catástrofe", y la conferencia de Manuel Reina, Profesor Titular Biología celular de la Univ. de Barcelona, acerca de "Células a la carta", se ha querido mostrar el dolor a través de dos perspectivas: el dolor de la humanidad vinculado a las catástrofes y el dolor visto desde el mundo de la experimentación celular.

El ciclo de conferencias “Ciencia y poder. El poder de la ciencia” ha realizado su segunda sesión bajo el lema “El poder del dolor”. A partir de la conferencia de Jordi Estévez, Profesor de Prehistoria a la Universitat Autònoma de Barcelona y Director Vinculado al CSIC, sobre “Ciencia y catástrofe”, y la conferencia de Manuel Reina, Profesor Titular Biología celular de la Univ. de Barcelona, acerca de “Células a la carta”, se ha querido mostrar el dolor a través de dos perspectivas: el dolor de la humanidad vinculado a las catástrofes y el dolor visto desde el mundo de la experimentación celular.

Jordi Estévez, ante todo, ha querido matizar el término “catástrofe”. En su opinión, “las catástrofes naturales no existen como tales porque catástrofe se refiere al efecto y no a la causa”. En el caso reciente del hundimiento de un centro de exposiciones en Polonia, la catástrofe son las muertes y la causa la acumulación natural de nieve. La palabra “catástrofe” tiene una carga semántica negativa (“la naturaleza nos mata”) que no se corresponde con la realidad. En su opinión, las causas de un cambio súbito en la normalidad tienen “una causa detonante, una dominante, una determinante y una de persistencia”, pero lo que realmente causa a catástrofe es la respuesta de la sociedad a este cambio inesperado. “Que un cambio súbito sea una catástrofe depende de la organización de la sociedad”, afirma.

En cuanto a la relación de la ciencia y el poder, Estévez ha constatado que “en el campo científico hay micropoderes internos que rivalizan y no permiten una comunicación fluida que favorezca el progreso. Además, ha afirmado que la gente en el poder que controla la información de las causas de los cambios súbitos se aprovecha del dolor y el terror de la población para controlarla.

Por su parte, Manuel Reina ha planteado una conferencia para mostrar que con el cultivo de células y la aparición ahora de la experimentación con células madre, que supone un “atajo” para la creación de nuevos tejidos, se puede reducir mucho el dolor de los animales utilizados para la experimentación, ya que con una misma muestra se pueden realizar “miles de análisis y pruebas”. El cultivo de células sirve para “deducir cómo funciona el organismo y de este modo ser capaces, después de obtener los tejidos, de fabricar órganos”, explica Reina. Gracias a las células madre se puede conseguir fabricar órganos sin la necesidad de tejidos.

El sistema celular “in vitro” tiene además aplicaciones más funcionales, como saber si un fármaco puede penetrar de forma correcta en el organismo. En este sistema de creación de células a la carta es ahora una esperanza para enfermedades neuronales como el alzheimer o la esquizofrenia. “Los vasos sanguíneos del cerebro son impermeables y no dejan que las medicinas lleguen al cerebro.” Para resolver esta situación, se está experimentando en los laboratorios la creación de vasos artificiales que sí permitan el acceso de los medicamentos a las zonas dañadas.