El ciclo sobre narcocultura organizado en marzo por Casa Amèrica Catalunya destaco sobremanera gracias a la aportación de Omar Rincón, periodista y profesor universitario colombiano, el único crítico televisivo de su país, un auténtico experto en narcotelenovelas, que disecciona cuanto ve a través de la pequeña pantalla como reflejo social con una claridad intelectual meridiana.
Marzo (4): El periodista Omar Rincón califica a Colombia de ‘narconación’ por el triunfo de sus valores
Para Rincón, “Colombia es una narconación”, aunque tal definición no deba sonar tremendista, ni un simple titular reduccionista, sino fruto de una profunda reflexión y análisis ya que, sin ir más lejos, “los menores de 30 años siempre han vivido con el narco y sus valores como referente. Ellos, los narcotraficantes, te demuestran que las leyes, las reglas, los valores, el cuerpo, el país se pueden cambiar en función de mis intereses personales. Ya no valen los principios colectivos de carácter eterno. La matriz narco y la dura sociedad de mercado han producido una sociedad terrible. Tenemos un presidente, Álvaro Uribe, que muestra sin empacho su rechazo a la cultura: Ni lee, ni ve cine, ni se enriquece intelectualmente”. Por lo que respecta a la narcotelevisión, Omar Rincón considera que “si llevamos 30 años a vueltas con el fenómeno, algún día tenía que llegar a la tele. Es un nuevo producto de ficción referido a nuestra historia. En esas telenovelas, los hombres trafican y las mujeres aportan la parte emocional. La industria televisiva cree llegado el momento de asegurar que, con Uribe, hemos llegado al ‘post’ de la guerrilla y el narco. Ya es tiempo pasado. Por tanto, hagamos guiones sobre ello, asumámoslo”. Y el futuro, tampoco le parece nada halagüeño al experto: “No vaticino ningún un camino de rosas. Le estamos diciendo a las mujeres que basta con su cuerpo para salir adelante, que con él triunfarán en el mundo. En una encuesta del 2002, ya se consideró el concurso nacional de misses como el evento cultural más importante de Colombia. El narcotráfico ha conseguido sacar lo peor de nosotros mismo, pero los europeos tampoco os libráis: Ahí tenéis a Berlusconi o Marbella, que a veces parece pura narcoestética…”. Y la articulada oratoria de Rincón se dispara: “Alguien dijo que la telenovela cuenta más de Colombia que sus informativos. Y es verdad. Construye país. Gracias a ellas, conocimos nuestras regiones y su manera de ser, adoptamos su idiosincrasia, nos hicimos más tolerantes. Esa fue la misión de la TV colombiana. Ahora, lo narco forma parte del paisaje colectivo, del medio ambiente, de los momentos simbólicos”. En cambio, otros estereotipos no están presentes: “La guerrilla no sale en TV porque aún no la hemos asumido como país y no olvidemos que el medio es conservador por naturaleza. Sólo llevamos cinco narcotelenovelas de éxito y lo son porque ahora los presentan, no juzgan a los narcos como gente mala y perversa, que era demasiado fácil. También eso es peligroso. La tele no juzga, los legitima y humaniza, lo deja abierto, sin más interpretación de hecho. No hay TV en el mundo que tenga el segundo momento, como lo defino yo, otros programas que aprovechen ese tirón de audiencia para generar reflexión y no banalice sobre situaciones y hechos tan importantes”.Rincón también ha estudiado a fondo la televisión educativa y ha dejado de creer en tal concepto: “Ha fracasado siempre. Ahora bien, preciso, la tele es magnífica como pretexto y evidencia para discutir y reflexionar sobre lo que la gente ve y sus contenidos. Lo que estoy sosteniendo de los narcos, por ejemplo. A todos, lo que nos llama a ver televisión son sus formatos, no sus contenidos”. Sólo una vez falló Rincón en sus pronósticos diarios y lo hizo en la crítica de “Pasión de Gavilanes”, “pero luego entendí porque le fue bien”. Para Omar Rincón, el plantarse en el sofá para ver esa pantalla significa “pura estética de la repetición, es el disfrute del placer conocido, ganas de repetir el gusto. Un estudio en Colombia significó que la gente veía la tele ‘para relajarse’, que es como decir ‘déjenme en paz’”. También habla bien clarito sobre el oficio de periodista en su país, en veredicto exportable a muchas partes del planeta: “Los diarios ya no hablan de nada por autocensura de los periodistas. Hemos renunciado por miedo a todo. Disentir, como dicen allá, es de mala educación. Estás solo en el mundo. Nadie te respalda y ninguna institución te dará apoyo”. Volvamos al narco para el punto final de Rincón: “Es un submundo y por tanto, si no estás en él, no lo ves. Yo vivo en mi burbuja del periodismo y la universidad. Nunca me han regalado nada, ni me han dicho nada. Al vivir, encima, en Bogotá, la mía es una triple campana de cristal”.