Mark Freeman, director del IFIT y asesor del Gobierno de Colombia durante año y medio en las conversaciones de La Habana, y David Bondia, presidente del IDHC, han reflejado las complejidades de los acuerdos de paz a punto de firmarse entre el estado colombiano y la guerrilla de las FARC. Freeman ha defendido el acuerdo con firmeza mientras Bondia lamentó que "pueda rebajar los estándares internacionales en Derechos Humanos".
Paz en Colombia: ¿Un buen acuerdo... o no tan bueno?
Segunda sesión del ciclo Colombia en Paz, en el marco del espacio Diálogos en Casa. Una ilustrativa conversación entre Freeman y Bondia seguida por un público numeroso. Además, por vez primera, el auditorio de Casa Amèrica Catalunya ha lucido la Escopetarra, el antiguo fusil de asalto convertido en guitarra eléctrica e instrumento de paz gracias a la iniciativa del músico colombiano César López.
Un marco idóneo para conocer las interioridades de un acuerdo de paz en Colombia a punto de concretarse en un país que arrastra más de 50 años de guerra. Las negociaciones, sin embargo, son complejas y los acuerdos alcanzados necesitarán de mucha pedagogía en su implementación. Hoy, Freeman y Bondia han trasladado dos puntos de vista opuestos sobre un entendimiento histórico.
Freeman ha arrancado afirmando que la justicia penal es una complicación para una negociación ya que conlleva una 'tensión profunda intrínseca'. 'Hay que buscar maneras de conciliar la justicia con la paz', ha añadido.
'Hay que depurar responsabilidades. El capítulo más importante de un proceso de paz son las víctimas, el acuerdo no lo es todo. Hay que construir una sociedad democrática con Derechos Humanos', ha respondido Bondia.
Freeman ha insistido: 'En las negociaciones se buscó la máxima satisfacción de los derechos de las víctimas, pero es una negociación de paz y no de justicia o de participación política. Lo que se ha conseguido concilia diversos puntos'. Para Bondia, sin embargo, este acuerdo va en contra de la seguridad jurídica y no puede convertirse en una amnistía generalizada ni provocar un manto de impunidad'.
'No podemos rebajar los estándares de justicia internacional para delitos de lesa humanidad. Puede ocurrir lo mismo que en Argentina, donde hubo borrón y cuenta nueva. No deben existir líneas rojas en materia de Derechos Humanos’, ha añadido el presidente del Instituto de Derechos Humanos de Catalunya, muy crítico con la jurisdicción especial para la paz contemplada en los acuerdos de La Habana y que establece una benevolencia especial para aquellos implicados en delitos contra los derechos humanos que confiesen sus crímenes.
'No hay tema más serio para el Gobierno de Colombia que las víctimas. Se han buscado fórmulas aceptables y estables en el tiempo. La negociación ha sido una premisa básica ', ha señalado Freeman, quien ha pedido a la Corte Penal Internacional una perspectiva ‘amplia' que no ponga en riesgo el acuerdo.
'Es precisa una metodología global y no legalista del acuerdo. El gran logro de una paz negociada tiene implicaciones en líneas rojas, hay que aceptar las consecuencias necesarias de negociar, siempre mejores que las de no negociar', ha concluido el director del Institute for Integrated Transitions.