Artículo del director general de Casa Amèrica Catalunya Antoni Traveria sobre la victoria de Tabaré Vázquez en las elecciones presidenciales de Uruguay publicado en la edición de hoy lunes 1 de diciembre de El Periódico de Catalunya.
Renovada confianza para el Frente Amplio
Uruguay también ha decidido que la izquierda mantenga el ciclo de hegemonía política. El Frente Amplio (FA) revalida por tercera vez consecutiva la presidencia, la mayoría absoluta de diputados, algo que no ocurría desde hace 60 años, y desde ayer, la decisiva mayoría en el Senado. Tabaré Vázquez regresa a la Presidencia cinco años después, relevando ni más ni menos que a José Mujica, tal vez, uno de los uruguayos con mayor proyección e influencia universal, comparable a la de escritores como Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti o Eduardo Galeano.
Durante meses se vino repitiendo de forma insistente que estas elecciones podrían ser las de la alternancia política, las más disputadas de la historia reciente de Uruguay. Se llegó a pronosticar un final muy ajustado. Las encuestas se encargaron de confirmar esas tendencias equívocas expresadas desde sectores ansiosos por provocar un cambio político de sello conservador. A la vista de los resultados, tampoco han tenido influencia alguna en las urnas las opiniones negativas expresadas en sus artículos por el expresidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000). Al contrario. El Frente Amplio sale más fortalecido mientras los dos partidos tradicionales, blancos y colorados, aparecen sumidos en la desorientación y la derrota a pesar de haber concentrado todo el voto de la derecha en la figura de Luis Alberto Lacalle Pou, ensayo unitario de lo que será el gran reto de intentar arrebatar Montevideo a la izquierda en las elecciones departamentales y municipales previstas para el segundo domingo del próximo mes de mayo.
Baja el desempleo
En estos cinco últimos años Uruguay prácticamente ha duplicado su renta per cápita, con un descenso del desempleo por debajo del 6%, un crecimiento económico promedio de poco más del 5% anual y un índice de pobreza que ha disminuido del 40% del 2004 al 10%.
La estabilidad social y económica han contribuido a la continuidad, pero la agenda del Gobierno tiene dos tareas complejas a partir del 1 de marzo: la inseguridad, y la ineludible reforma educativa, asignatura no aprobada. Tuvieron que esperar 33 años para que el FA lograra el triunfo electoral en aquella noche del 30 de octubre del 2004, precisamente con el liderazgo del oncólogo Tabaré Vázquez y con toda una generación de dirigentes reconocidos por su experiencia de lucha contra la dictadura, muchos de ellos con largas penas de prisión. Algunos ya no están, otros son ya muy mayores para seguir en la primera línea. El relevo generacional se apunta ahora como imprescindible.