La cadena de asesinatos registrados en los últimos días en Guatemala
–primero, el de tres diputados salvadoreños del Parlamento centroamericano y posteriormente el de los cuatro policías guatemaltecos implicados en los hechos, que fueron acribillados en la prisión de máxima seguridad donde habían sido confinados–amenaza con abrir un cisma en las relaciones entre El Salvador y Guatemala. El viceministro de Seguridad y Justicia salvadoreño, Astor Escalante, cree que la muerte de los policías buscó "cortar" la investigación sobre el crimen de los diputados, informa el periódico Clarín. Más contundente ha sido el jefe de la Policía de El Salvador, Rodrigo Ávila: “Se trata de evitar que se abra la Caja de Pandora y se descubran hechos muy graves ocurridos en Guatemala, relacionados con las mafias. Es obvio que las personas que cometieron los homicidios en la cárcel tienen un nivel de influencia en las estructuras policiales, penitenciarias o estructuras del Estado", ha dicho. (En la imagen, Elías Antonio Saca, presidente de El Salvador)
Tensión entre Guatemala y El Salvador tras la cadena de asesinatos de parlamentarios y policías
La cadena de asesinatos registrados en los últimos días en Guatemala
–primero, el de tres diputados salvadoreños del Parlamento centroamericano y posteriormente el de los cuatro policías guatemaltecos implicados en los hechos, que fueron acribillados en la prisión de máxima seguridad donde habían sido confinados– amenaza con abrir un cisma en las relaciones entre El Salvador y Guatemala. El viceministro de Seguridad y Justicia salvadoreño, Astor Escalante, cree que la muerte de los policías buscó "cortar" la investigación sobre el crimen de los diputados, informa el periódico Clarín. Más contundente ha sido el jefe de la Policía de El Salvador, Rodrigo Ávila: “Se trata de evitar que se abra la Caja de Pandora y se descubran hechos muy graves ocurridos en Guatemala, relacionados con las mafias. Es obvio que las personas que cometieron los homicidios en la cárcel tienen un nivel de influencia en las estructuras policiales, penitenciarias o estructuras del Estado", ha dicho.
Por su parte, el presidente de Guatemala, Óscar Berger, tras admitir el problema de la corrupción en las fuerzas de seguridad del país, ha responsabilizado del crimen de los policías a las autoridades penitenciarias. Según Berger, el comando que ejecutó a los agentes pasó al menos por ocho puertas para llegar a la celda en la que estaban alojados. Además, ha señalado que los policías tenían nexos con el crimen organizado.
El ministro de Gobernación de Guatemala, Carlos Vielmann, ha precisado que organizaciones de narcotraficantes podrían estar detrás del asesinato de los agentes, que pertenecían al cuerpo de élite contra el crimen organizado. Para Vielmann, el crimen fue planificado y no se trató de un ataque de las “maras”. En la prisión de "El Boquerón", donde ocurrieron los hechos, se encuentran recluidos miembros de la pandilla Mara Salvatrucha, involucrada en casos de tráfico de drogas.
“Se ha desatado una guerra como la que vemos en algunos lugares de México y de Colombia. Es la guerra entre “narcos”, dice al periódico El País Benjamín Cuéllar, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana. María Silvia Guillén, directora de la Fundación de Estudio y Aplicación del Derecho, asegura que “todo se está conduciendo hacia la impunidad. Cuando se comienza a investigar la autoría intelectual, se da el golpe y se eliminan a los autores materiales del asesinato de los diputados... Ahora no tenemos nada”.
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