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19/11/2020 / Barcelona

Ana Pato y Rubén Chababo reivindican el papel de los museos de Memoria en la resistencia democrática

Especialmente intensa ha sido la sesión Cultura de Paz y Construcción de la Democracia de las jornadas La Memoria de los Otros. Moderados por Marta Nin, directora de Casa Amèrica Catalunya, Ana Pato, coordinadora del Memorial da Resistência brasileño, y Rubén Chababo,
director del Museo Internacional para la Democracia de Rosario (Argentina), han defendido con énfasis la vigencia de las instituciones de Memoria y su papel activo en defensa de la democracia y de las disidencias ante eventos históricos contemporáneos, como la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, proclives a menospreciar y arrinconar los derechos humanos.

Ver sesión Cultura de Paz y Construcción de la Democracia

Ana Pato ha aludido al momento actual del Memorial da Resistência brasileño y su apuesta por expandir el concepto resistencia a otras “memorias silenciadas” como las del colectivo LGTBI o las comunidades negras e indígenas de su país, víctimas de prácticas discriminatorias cuando no abiertamente violentas o racistas. “Paradójicamente, un espacio cultural no se tiene que dedicar a temas como la reconciliación y la paz sino a reclamar la diferencia y el disenso como elemento fundamental de la democracia”, ha afirmado Pato tras recordar que esa abertura conceptual fue reclamada en el libro de visitas por muchas personas que no se sentían representadas en el Memorial da Resistência.

“Todo consenso genera exclusión por lo que el memorial debe ser un espacio democrático de expresión de la diferencia”, ha remarcado la activista brasileña.
Rubén Chababo ha secundado la tesis de Pato al afirmar que “ningún museo satisface a todo el mundo, especialmente los museos de memoria” y que “a medida que pasa el tiempo, las coyunturas políticas hacen que esas instituciones sean receptoras de muchos relatos que antes no se escuchaban”. Chababo ha puesto a Argentina como ejemplo de esa evolución temática en los ámbitos de las violencias sexuales y contra las mujeres y de la violencia colonial.

Resistencia democrática
“Los memoriales son necesarios porque es un deber reparar el daño causado a los ausentes. Tenemos el deber de seguir resistiendo, de seguir construyendo en medio de la arena. El gran desafío es construir y defender estos lugares con la mayor autonomía posible de las administraciones”, ha añadido el responsable del Museo Internacional para la Democracia. En este sentido, y ante la amenaza que suponen mandatos autoritarios e intolerantes como el de Bolsonaro en Brasil, Ana Pato ha reivindicado a los museos de Memoria como espacios donde la facultad de disentir y discrepar sea reconocida como un elemento fundamental de la democracia.

"Los memoriales están en el magma de las discusiones, de los conflictos. Y es necesario que lo estén: Mientras estén en el debate, quiere decir que están vivos. Si no, dejan de ser museos y pasan a ser mausoleos", ha concluido Rubén Chababo.