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14/03/2008 / Barcelona

Antropólogos y psicoterapeutas defienden los beneficios de la tradición chamánica aplicada a la ciencia y medicina occidental en la clausura de las jornadas “Chamanismos: centro de gravedad indígena”

“¿Cómo es posible que en las facultades de psicología no se estudien los estados alterados de conciencia?” Según el psicoterapeuta Manuel Villaescusa, este “claro síntoma de oscurantismo” se está rompiendo poco a poco con “la irrupción de prácticas chamánicas en psicoterapia” y “el resurgimiento de la investigación científica con substancias psicoactivas”. Los “neochamanismos” y las aplicaciones contemporáneas de los saberes y prácticas indígenas ancestrales han puesto fin a las jornadas “Chamanismos: centro de gravedad indígena”, que durante toda la semana han hecho de Casa Amèrica Catalunya un verdadero “centro de gravedad” internacional y espacio de debate para especialistas, investigadores, practicantes y chamanes, con una excelente acogida de público.

El antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna ha abierto la sesión con una conferencia sobre los usos contemporáneos de las sesiones de ayahuasca fuera del contexto indígena, aunque adaptadas igualmente a contextos religiosos. Según el experto, el rasgo característico del uso de la ayahuasca en contextos mestizos y urbanos es la combinación de elementos de origen católico, afrobrasileño o de otra comunidad indígena, en la ceremonia. “El sincretismo es esencial”, ha asegurado, poniendo como ejemplo el ‘vegetalismo’ de las comunidades mestizas de la amazonia peruana o las iglesias sincréticas brasileñas União de Vegetal o Santo Daime, cuyos ritos están basados en la toma de ayahuasca o yajé en grandes fiestas colectivas y donde lo que importa, “más que la curación o el viaje chamánico, es el sentirse en familia.” En el Centro de Investigaciones sobre Plantas Psicointegradoras, Arte Visionario y Conciencia de Florianópolis (Brasil), Luis Eduardo Luna está desarrollando diferentes líneas de investigación en antropología, etnobotánica, farmacología y neuropsicología, experimentando con estas plantas y sustancias que el experto denomina “psicointegradoras”.  Manuel Villaescusa ha coincidido con la adecuación de este término, ya que estas sustancias suponen una “reintegración” de la persona con una parte de ella que el “énfasis excesivo en la racionalidad” del pensamiento occidental ha relegado al “olvido”. Su experiencia como psicoterapeuta en el tratamiento de drogodependencias combinando sesiones de ayahuasca con otras prácticas de desarrollo personal le permite afirmar que “los resultados son espectaculares”, ya que el estado alterado de consciencia permite “darse cuenta de que somos mucho más” y por eso funciona a nivel terapéutico. En la última mesa redonda de las jornadas también han intervenido el antropólogo Jorge Ronderos, director de la maestría en “Cultura y Drogas” de la Universidad de Caldas (Colombia), la practicante de chamanismo transcultural, Alicia Luengas, y el ‘psico-chaman’ Cristóbal Jodorowsky, estos últimos como “chamanes sin tradición” en una sociedad que “no está acostumbrada a vivir al 100%” de sus capacidades cerebrales. Las personas inscritas a las jornadas que han asistido a todas las sesiones de conferencias y mesas redondas han podido participar en el ritual ecuménico de clausura que han oficiado el ‘yachak’ Pilatuña Lincango, del pueblo kichua de Ecuador, y Fernando Ergueta, ‘akamani’ aymara de los Andes bolivianos, en el Ateneu Barcelonès.