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29/03/2022 / Barcelona

Argentina, 46 años después: Las identificaciones en el Pozo de Vargas, un trabajo ‘único, duro y tremendo’

Hace 46 años Argentina se adentraba en uno de los periodos más oscuros y complejos de su historia: la dictadura cívico-militar que se prolongó de 1976 a 1983 con 30 mil personas asesinadas y/o desaparecidas. Uno de los enclaves que refleja la brutalidad de aquel régimen del terror es el Pozo de Vargas, en Tucumán, la mayor fosa común de la dictadura. Se estima que allí fueron arrojadas un mínimo de 147 personas. A día de hoy han sido identificadas 115. Recientemente se ha anunciado que se reanudarán los trabajos de identificación en la instalación, interrumpidos por la pandemia y por problemas económicos.

El Pozo de Vargas como ejemplo de la lucha en Argentina por la Verdad, la Justicia y la Reparación ha centrado la sesión celebrada en nuestro auditorio y en la que han participado Leo Melibovsky, de la Plataforma Argentina contra la Impunidad; Daniel Cando, comisionado de Barcelona Solidaria, programa del Ayuntamiento de Barcelona que apoyó las excavaciones iniciales en el Pozo de Vargas, y Marta Nin, directora de Casa Amèrica Catalunya.

Lo han hecho por videoconferencia Graciela Daleo, docente de la cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Buenos Aires, y Josefina Molina, querellante en la causa del Pozo de Vargas, hija de Dardo Francisco Molina, vicegobernador de la provincia de Tucumán y presidente del Senado desaparecido en 1976 cuyos restos fueron identificados en el Pozo de Vargas en 2014.

Ver video íntegro de la sesión El Pozo de Vargas: la fosa común de la dictadura argentina con más desaparecidos.

Graciela Daleo, superviviente de la tenebrosa Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires, el principal centro de detención clandestino de la dictadura, ha señalado en su intervención que si bien el hito de la lucha en Argentina ha sido llevar a juicio a los genocidas, la pregunta primera es: ¿dónde están los desaparecidos? “Más de 40 años después, el Pozo de Vargas es parte de la respuesta”, ha afirmado para repasar a continuación los resultados a día de hoy de esos procesos judiciales: 1.058 condenados, 263 sentencias, 542 procesados, 22 prófugos y 764 detenidos.

Más allá de los juicios de Nuremberg
“En Argentina hemos llegado mucho más allá de los juicios de Nuremberg gracias a que luchamos colectivamente. Seguiremos enfrentando al minotauro de la impunidad que genera tantas injusticias entre los pueblos”, ha dicho. Los juicios de Nuremberg a los jerarcas del régimen nazi, celebrados tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se consideran el precedente de una justicia internacional contra los crímenes de lesa humanidad.

Según Daleo, “el objetivo de la dictadura argentina fue materializar un proceso de reorganización nacional disolviendo el derecho a tener derechos a través del dominio del terror, con el exterminio y desaparición de una generación de militantes populares”.

Tras apuntar que la dictadura argentina “aprendió mucho” de la dictadura franquista, Daleo ha lamentado que en España se siga denegando el derecho a la Verdad y a la Memoria, en alusión a la negativa de los tribunales a perseguir los crímenes del régimen de Franco. “Los crímenes de estado impunes ponen en peligro el futuro de un país”, ha advertido.

Justamente, Leo Melibovsky ha aludido a la “paradoja” de que cuando el Ayuntamiento de Barcelona, a través del programa Barcelona Solidària, decidió apoyar el proyecto del Pozo de Vargas en España se prohibía exhumar a los desaparecidos en cunetas y fosas comunes.

Daniel Cando, por su parte, ha retrocedido a los tiempos en los que el programa Barcelona Solidària apoyó económicamente el inicio de las excavaciones en el Pozo de Vargas. “El proyecto fue presentado a través de la Plataforma Argentina contra la Impunidad por gente de muy alta cualificación y fue muy fácil transferir unos muy humildes recursos”.

Sensación tremenda
Cando ha explicado que la iniciativa levantó su curiosidad de tal manera que se fue de vacaciones a Tucumán. “Bajé al pozo. Es una sensación tremenda. Allí tiraron incluso a gente con vida... Estoy orgulloso de haber apoyado esos trabajos y contribuir a hacer justicia. Siempre consideré a los desaparecidos argentinos como a los nuestros de la represión franquista. Todos son víctimas de la barbarie fascista”.

Josefina Molina ha centrado su intervención en el Pozo de Vargas, que en 1981 fue tapado “para ocultar lo que habían arrojado”. La instalación tiene 40 metros de profundidad de los que 6, a día de hoy, están todavía cubiertos de agua. Entre los 28 y 32 metros se ha localizado la mayor cantidad de evidencias óseas y materiales.

Se estima que en el Pozo de Vargas hay un mínimo de 147 individuos de los que a día de hoy se han identificado a 115. Entre éstos se halla su padre, Dardo Francisco Molina, vicegobernador de la provincia de Tucumán y presidente del Senado, desaparecido en 1976 y cuyos restos -mostrados fotógraficamente por la interviniente- fueron identificados en 2014.

“La causa del Pozo de Vargas es dura y tremenda para todos. Es un trabajo único”, ha subrayado.

Marta Nin había iniciado el acto repasando la extensa y sólida trayectoria de Casa Amèrica Catalunya en apoyo y recuerdo de las víctimas de la dictadura argentina. “Los derechos humanos son un pilar fundamental de nuestra actuación”, ha manifestado. Lo ha corroborado Graciela Daleo, recogiendo unas palabras pronunciadas en su momento por la añorada Abuela de Plaza de Mayo Carlota Ayub de Quesada: “Casa Amèrica Catalunya es la Plaza de Mayo en Barcelona”.