Estos días se cumplen 30 años de la celebración, en plena dictadura militar, del Mundial de fútbol de Argentina 78. Un acontecimiento que ha sido comparado con los Juegos Olímpicos de la Alemania nazi de Adolf Hitler de 1936 por su siniestra combinación de 'goles y desaparecidos'. La efemérides, además, se sucede en puertas de las Olimpiadas de Pekín, en la China, país no especialmente cuidadoso en el respeto a los Derechos Humanos. En este contexto, Casa Amèrica Catalunya proyecta este miércoles 4 de junio el documental “Mundial 78. Verdad o mentira”, del periodista argentino Christian Rémoli. Una posterior mesa redonda con los periodistas deportivos Frederic Porta y Federico Winer abundará en los aspectos más significativos del Mundial 78, el instrumento utilizado por la Junta Militar del general Videla para esconder el genocidio -30.000 muertos y desaparecidos- que estaban cometiendo contra sus compatriotas.
Argentina 78: 30 años del Mundial de los goles y los desaparecidos
Dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano, en su maravilloso libro "El fútbol, a sol y sombra:" "Sonaba una marcha militar cuando el general Videla condecoró a Havelange (entonces presidente de la FIFA, el máximo organismo del fútbol mundial) en la ceremonia de inaguración, en el estadio Monumental de Buenos Aires. A unos pasos de allí, estaba en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de torturas y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Y algunos kilómetros más allá, los aviones tiraban a los prisioneros vivos al fondo del mar".Euforia compartidaAdolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, encarcelado en la Unidad 9 de La Plata, liberado dos días antes de la final del Mundial gracias a la presión internacional, explica que en los centros de detención, los carceleros escuchaban por radio la retransmisión de los partidos. Lo hacían a un volumen tan alto que los detenidos también los podían seguir. "Era extraño, pero guardias y prisioneros gritábamos juntos los goles. En aquel momento, por encima de la situación que vivíamos, estaba el sentimiento por la Argentina", ha explicado.El 25 de junio se disputó en el Monumental de River Plate la final entre la Argentina y Holanda. Con dos goles de Kempes y otro de Bertoni, la 'albiceleste' superó a la 'naranja mecánica'. El país suramericano se proclamaba por vez primera campeón del mundo entre un indescriptible entusiasmo popular al que nadie pudo restar ajeno. Así, algunos de los torturadores de la ESMA pasearon en coche a sus víctimas para que 'disfrutaran' de la fiesta que había en las calles de Buenos Aires. Fue el caso de la socióloga Graciela Daleo, que en aquellos momentos pensaba que por mucho que gritara que era una desaparecida nadie le haría caso. Hebé de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, se pregunta al recordar aquel estallido colectivo de alegría a pesar de lo que estaba pasando al país: “¿Cómo no tengo que comprender a la gente, si en casa mía, mientras yo lloraba en la cocina mi marido gritaba los goles delante del televisor?"Apoyos internacionalesAquel Mundial fue toda una cuestión de Estado. Al día siguiente del golpe del 24 de marzo de 1976, la primera decisión de los militares fue comprometerse en la organización del acontecimiento. Para combatir los recelos de algunos países, Videla y los suyos consiguieron apoyos inmediatos. El alemán Hermann Neuberg, un antiguo miembro de las SS, encabezaba la comisión de la FIFA que visitó el país pocas horas después del golpe de estado. "El cambio de Gobierno no tiene nada a ver con el Mundial. Somos gente de fútbol y no políticos", afirmó. Otros soportes significativos fueron los del ex-secretario de estado norteamericano Henry Kissinger, y, claro está, el del jefe de la FIFA, el brasileño Joao Havelange. A cambio, parece ser que el ejército argentino liberó al hijo y la novia de un destacado diplomático del Brasil.Atentados, enriquecimientos y sobornosPero hay más datos significativos. El Mundial 78 costó 700 millones de dólares cuando estaban presupuestados 100. El almirante Carlos Lacoste, hombre fuerte del Comité Organizador, aumentó en un 400% su patrimonio personal. El general Omar Actis, primer responsable del acontecimiento y partidario de una mayor austeridad, fue asesinado en 1976. Juan Alemann, secretario de estado de Hacienda y también crítico con el descontrol presupuestario, sobrevivió a un ataque en coche bomba cuando se disputaba el Argentina-Perú. La coincidencia es remarcable: en aquel partido, los argentinos necesitaban una goleada para acceder a la final. Ganaron 6-0 ante la pasividad de los andinos. Existe la convicción que los peruanos fueron sobornados. Antes de empezar el partido, el mismo Videla irrumpió en el vestuario peruano donde pronunció una arenga sobre la 'hermandad latinoamericana'.César Luis Menotti, el seleccionador de aquella Argentina victoriosa y a quien se le recrimina haber aceptado -a pesar de su ideología izquierdista- el cargo en un acontecimiento clave para la consolidación de la dictadura, se defiende remarcando que, en medio del horror, el fútbol fue una 'excusa' para ser felices. Y también una catapulta para la posterior Guerra de las Malvinas, episodio que acabó por dinamitar uno de los periodos más oscuros y trágicos de la historia de la Argentina.