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06/10/2007 / Barcelona

Carlos Germán Belli, poeta y candidato del Perú al Premio Nobel de Literatura: “La extradición de Fujimori es perfecta porque la dignidad del país está en juego”

Carlos Germán Belli (Lima, 1927) es uno de los poetas más reputados del Perú, cuyo trabajo ha sido reconocido con importantes galardones literarios: Premio Nacional de Poesía 1962 y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2006. También fue candidato al Premio Príncipe de Asturias 2007 y ha sido propuesto recientemente al Premio Nobel de Literatura por la Academia Peruana de la Lengua, iniciativa que recibe con “suma incredulidad”. En su paso por Casa Amèrica Catalunya con motivo de los diálogos literarios organizados en el marco de la feria del libro “Liber”, el poeta ha hablado de temas personales y literarios, y también de su país, que parece necesitado de superar con urgencia un pasado reciente conflictivo. “Que hagan el proceso, que le quiten la nacionalidad peruana y que lo manden a Japón”, dice Belli en relación a la extradición del expresidente Fujimori. Recogemos sus palabras en la siguiente entrevista.

Carlos Germán Belli (Lima, 1927) es uno de los poetas más reputados del Perú, cuyo trabajo ha sido reconocido con importantes galardones literarios: Premio Nacional de Poesía 1962 y Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2006. También fue candidato al Premio Príncipe de Asturias 2007 y ha sido propuesto recientemente al Premio Nobel de Literatura por la Academia Peruana de la Lengua, iniciativa que recibe con “suma incredulidad”. En su paso por Casa Amèrica Catalunya con motivo de los diálogos literarios organizados en el marco de la feria del libro “Liber”, el poeta ha hablado de temas personales y literarios, y también de su país, que parece necesitado de superar con urgencia un pasado reciente conflictivo. “Que hagan el proceso, que le quiten la nacionalidad peruana y que lo manden a Japón”, dice Belli en relación a la extradición del expresidente Fujimori.  Recogemos sus palabras en la siguiente entrevista.
 
Primero de todo, muchas felicidades por su trabajo y por su candidatura al Premio Nobel de Literatura. ¿Está confirmado, es oficial?
La candidatura sí, creo que sí la han materializado, la han concretado, pero yo la recibí obviamente, evidentemente, con incredulidad suma. Es una cosa inalcanzable. Con mucho agradecimiento a las personas que me han propuesto, claro, pero no quiero ni pensarlo. Uno se siente halagado, eso sí.
 
¿Cree que la poesía está viviendo un momento dulce, de recuperación, o sigue siendo un género minoritario?
Siempre pienso que sigue esa trayectoria, esa proyección minoritaria. Eso es una crisis que comienza en el siglo XIX, cuando hay un litigio del autor con el público, y se agudiza con las vanguardias, evidentemente, cuando el lenguaje se torna muchísimo más críptico. Pero uno tiene siempre las esperanzas de que nuestro alicaído género recobre su fuero, que vuelva al Siglo de Oro.
 
Usted trabajó en el Senado peruano transcribiendo actas.
Sí, los pedidos de los senadores, pedidos orales, o escritos, nosotros los transcribíamos a los ministerios respectivos. Estuve como 22 años allí. Yo entré cuando había terminado el colegio, mi padre ya había fallecido, y entonces mi madre gestionó la posibilidad de que yo trabajara, porque lo necesitábamos en nuestro hogar. Entré por todo lo alto, me auspiciaron dos poetas que eran senadores: uno de ellos, Presidente del Senado y el otro, Secretario.
 
Esa tarea tan mecánica, ¿llegó a inspirarle?
Claro, alguno que otro poema. Un poemita titulado “Amanuense”, que es lo que hacía yo precisamente. Yo me desquitaba, en realidad, como lector de la Biblioteca Nacional del Perú, que en su época estaba a unos trescientos metros del Senado. Como todos los empleados legislativos del mundo, entrábamos siempre tarde, porque las sesiones terminaban por la noche del día anterior, y yo aprovechaba para hacer una escala en la Biblioteca.
 
También ha trabajado en periodismo.
Sí, en periodismo cultural, e incluso otras actividades. Finalmente terminé como periodista cultural, y sin darme cuenta, como cronista de viajes. Había algunos eventos a los que me invitaban, o iba yo a Europa por razones familiares, y los directivos del periódico accedían a que yo fuera a cambio de mis crónicas. Las reuní hace unos años, y en realidad es el único libro de prosa que tengo. El resto son todos en verso.
 
¿Cómo ve la situación de la literatura en Perú?
Creo que estamos en una proyección muy fuerte, y eso se aprecia en que el Perú es el invitado en las últimas ferias del libro como en Santiago de Chile, en Guadalajara, en Bogotá, y ahora acá. Creo que es un reconocimiento al camino que ha sido abierto por Mario Vargas Llosa y por otros escritores reconocidos universalmente. Y siguen saliendo nuevas generaciones de poetas y de novelistas.
 
¿Siente mucha distancia de su obra respecto a estas nuevas generaciones o hay una continuidad?
Creo que no, no hay acercamiento.
 
¿Cuál es su opinión sobre lo que está ocurriendo en Perú, con la reciente extradición del expresidente Alberto Fujimori y el futuro juicio?
Ésta es una pregunta ineludible. Recuerdo que hacia el 1992, alguien me preguntó por Fujimori en el periódico donde trabajaba, y yo dije “Es el mejor presidente que ha tenido Perú”, pensando en los presidentes oligarcas o los caudillos militares que no lo hicieron bien nunca. El sociólogo que me preguntaba se quedó sorprendido. Fujimori es un personaje enigmático, extraño, que cambia de un extremo a otro. Que se convierta en presidente un japonés, con doble nacionalidad... bueno, eso es lo de menos. Según la opinión del país, la mayoritaria, era un presidente mafioso. Es una persona extraña. Yo creo que la extradición está bien, es perfecta, porque la dignidad del país está de por medio. Un presidente que renuncia al cargo por fax, desde mi punto de vista, no puede ser. Menos mal que ha regresado y le van a abrir un juicio, seguramente justo. Pero tengo otra opinión, también: que hagan el proceso, que le quiten la nacionalidad peruana y que lo manden a Japón. Si no, el país va a estar siempre polarizado. Él tiene partidarios, tiene quince congresistas en el Parlamento, y manejan quince votos, pero no se sabe lo que va a ocurrir.
 
¿Cree que la salud política del Perú es buena?
El problema es la pobreza extrema que tenemos, que se ha visto ahora con el terremoto. El presidente que tenemos, Alan García, tuvo un primer gobierno, cuando él era muy joven, que fue un desastre total. Ahora está con un propósito de enmienda, de mejorar su imagen, que nos beneficia a todos.