Las “Memorias” de Mier están impregnadas de un sentimiento contradictorio de amor y odio, y en ellas aparecen España y los españoles como objeto de predilecto y el territorio natural de las sátiras más feroces del «dominico sabio, rebelde, inquieto y picarón», que todo lo ve y todo lo critica. Escritas en las cárceles de la Inquisición, sus páginas componen un fascinante entretenimiento y asombroso libro de viajes, en los inicios del s. XIX, fruto de una mirada crítica y a veces despiadada y cruel sobre la realidad española de su tiempo. El acto de presentación de este libro, que se celebnra este martes 13 de febrero, a las 19:30 horas, en Casa Amèrica Catalunya, contará con las intervenciones de Manuel Ortuño, editor del libro, y Javier Nart, periodista, abogado y escritor.
Casa Amèrica Catalunya acoge hoy la presentación del libro “Memorias”, de Servando Teresa de Mier, ideólogo de la independencia de México
Las “Memorias” de Mier están impregnadas de un sentimiento contradictorio de amor y odio, y en ellas aparecen España y los españoles como objeto de predilecto y el territorio natural de las sátiras más feroces del «dominico sabio, rebelde, inquieto y picarón», que todo lo ve y todo lo critica. Escritas en las cárceles de la Inquisición, sus páginas componen un fascinante entretenimiento y asombroso libro de viajes, en los inicios del s. XIX, fruto de una mirada crítica y a veces despiadada y cruel sobre la realidad española de su tiempo. El acto de presentación de este libro, que se celebnra este martes 13 de febrero, a las 19:30 horas, en Casa Amèrica Catalunya, contará con las intervenciones de Manuel Ortuño, editor del libro, y Javier Nart, periodista, abogado y escritor.
Servando Teresa de Mier y Noriega Guerra (Monterrey NL, México 1763 – Ciudad de México, 1827), orador y teólogo dominico, pronunció un célebre sermón guadalupano que le valió la reprobación de sus superiores. Desterrado a un convento en España, vivió una larga aventura de prisiones y evasiones repetidas, mientras trataba de recuperar la confianza perdida de académicos, eclesiásticos y gobernantes de ambos mundos. Viajó por España, Francia, Italia, Portugal e Inglaterra, y en Londres formó parte del grupo de liberales americanos que fomentó la insurgencia hispano americana.
Libertador de México
Mier acompañó a Xavier Mina en la famosa Expedición libertadora de México de 1816 y, arrestado por el virrey de Nueva España, se le sometió a un severo proceso inquisitorial. En 1820 escapó de los prisiones virreinales y se refugió en Filadelfia, desde donde regresó a México cuando se declaró la Independencia.
Fue uno de los redactores de la Constitución de 1824 y defendió el federalismo moderado e integrador. Vivió sus últimos años en la residencia de Palacio Nacional, huésped ilustre del presidente Guadalupe Victoria.
En los calabozos de la Inquisición redactó sus “Memorias”, publicadas muchos años más tarde. Miert también escribió, entre otras obras: “Cartas de un americano a El Español”; “Historias de la Revolución de Nueva España, antiguamente Anahuac”; “Manifiesto Apologético”; “¿Puede ser libre la Nueva España?”; “Nuevo discurso” y “Exposición de la persecución”.
Obra de denuncia
Las “Memorias” de Mier son una denuncia, a veces sutil, pero también con frecuencia gruesa, de la injusticia, la corrupción y las miserias de una Corte imperial a la que considera de pacotilla y por ende incapaz de gobernar los dos mundos de la Hispania Católica Universal. Con los años, el dominico erudito y sabio, convertido por necesidad en pícaro malicioso, se transforma en el conspirador errante de una cusa noble: la Independencia de América.
Así pues, se considera a Mier el primer ideólogo de la Independencia mexicana, en una época turbulenta y convulsa. En la edición que se presenta en Casa Amèrica Catalunya se incluyen escritos y textos menos conocidos, que completan su compleja personalidad.
El cubano Reinaldo Arenas, en homenaje a Mier, escribió la apasionada fábula novelesca que tituló “El mundo alucinante”. Años atrás, a principio del siglo XX, Alfonso Reyes calificó los escritos de Mier como «cima de la literatura novohispana». Antonio Castro Leal afirmó que «recordaban a Quevedo».