Si bien la socialista Michelle Bachelet aparece en las encuestas con una clara ventaja sobre los conservadores Sebastián Piñera y Joaquín Lavín, una eventual unión de fuerzas entre estos dos últimos podría poner en peligro la continuidad de un gobierno progresista en Chile. Todo parece indicar que la sucesión de Ricardo Lagos al frente del país se ventilará en una segunda vuelta electoral que se celebraría el 14 de enero. Este domingo 11 de diciembre es turno para el primer asalto en la conquista democrática del poder en Chile, donde el dictador Augusto Pinochet ya ha pasado a la historia. (En la imagen, Bachelet pasando revista en su etapa de Ministra de Defensa)
Chile acude a las urnas pendiente de una segunda vuelta que decidirá quién sucede al presidente Ricardo Lagos
Si bien la socialista Michelle Bachelet aparece en las encuestas con una clara ventaja sobre los conservadores Sebastián Piñera y Joaquín Lavín, una eventual unión de fuerzas entre estos dos últimos podría poner en peligro la continuidad de un gobierno progresista en Chile. Todo parece indicar que la sucesión de Ricardo Lagos al frente del país se ventilará en una segunda vuelta electoral que se celebraría el 14 de enero. Este domingo 11 de diciembre es turno para el primer asalto en la conquista democrática del poder en Chile, donde el dictador Augusto Pinochet ya ha pasado a la historia.
Michelle Bachelet, probable nueva presidenta de Chile según indican los sondeos, ha sido la primera ministra de Defensa en un país latinoamericano –en el periodo 2002-2004– y además fue una superviviente del feroz aparato represivo de la Dictadura de Augusto Pinochet, que la encarceló por su activa oposición al golpe de estado del 11 de septiembre de 1973. Y no sólo eso: su padre, general de brigada del Ejército chileno del Aire, falleció de un infarto producto de las torturas a que fue sometido por permanecer leal al presidente Salvador Allende.
A los ojos de la sociedad chilena, Bachelet ha demostrado un admirable coraje para gobernar las Fuerzas Armadas del país sin tener en cuenta el pasado. Por ello ha emergido como la mejor candidata para suceder al también socialista Ricardo Lagos, el presidente chileno que abandonará el poder con la mejor imagen y grado de aceptación popular de la historia. En este contexto, las encuestas otorgan a Bachelet un 40% aproximado de los sufragios.
Opciones de la derecha
Los problemas para la candidata socialista arrancan de una eventual unión, en una hipotética y más que probable segunda vuelta electoral, de los dos candidatos de la derecha: el populista Sebastián Piñera, bautizado en algunos medios como el “Berlusconi” de Chile, y Joaquín Lavín, calificado por el prestigioso periódico argentino Clarín de “conservador, ultracatólico y ex pinochetista”. La suma de fuerzas de ambos alimenta posibilidades de “sorpasso” según las últimas encuestas.
Así las cosas, Piñera, mejor colocado que su rival Lavín, ya ha dado por descontado esa alianza conservadora de cara a la segunda vuelta. “Este domingo el que se quede en el camino va a apoyar con cuerpo y alma al que tenga el tremendo desafío de enfrentar la segunda vuelta y eso se va a traducir en que el domingo uno de nosotros dos va a visitar al otro. Yo voy a recibir a Lavín con un alma generosa, con los brazos abiertos y le voy a pedir que se integre en primera línea en la segunda vuelta y en el futuro gobierno”, ha afirmado Piñera en una entrevista concedida a Clarín.
Otro “handicap” añadido para Bachelet es la propia configuración de la coalición que le presta apoyo, la Concertación por la Democracia, una alianza entre socialistas y democratacristianos. Éstos, a pesar de ser más numerosos, han aceptado por segunda vez consecutiva que el presidenciable sea un/una socialista. Primero fue Lagos y ahora Bachelet. Por ello, Piñera coquetea con atraerse votos de este sector presuntamente descontento por la hegemonía de los socialistas enfatizando aspectos como la supuesta ausencia de libertad religiosa en Chile.
Todo ello hace que estas elecciones en el país sudamericano sean mucho más reñidas de lo que se apuntaba hace escasos meses, aunque en esta segunda vuelta Bachelet tiene un as en la manga que puede ser decisivo: recoger buena parte de los votos que este 11 de diciembre recibirá el cuarto candidato en discordia, Tomás Hirsch, líder de una coalición de los partidos comunista y humanista, al que los sondeos otorgan un 7% de los sufragios.
Pinochet, irrelevante
Pero probablemente la mejor noticia de estas elecciones en Chile sea el irrelevante papel de Augusto Pinochet. El anciano dictador de 90 años se ha quedado solo y ahora le resta esperar que la justicia le llame para que se siente ante los tribunales y responda por las gravísimas acusaciones que pesan en su contra una vez desmontada por los expertos en medicina la estratagema legal sobre su incapacidad para afrontar un juicio.