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16/04/2010 / Barcelona

Claudia Apablaza, Llúcia Ramis y Vicente Luis Mora realzan la apasionante revolución de los blogs literarios en la Red

El desayuno literario de Casa Amèrica Catalunya dedicado a la aparición en España del libro Diario de las Especies, de la escritora chilena Claudia Apablaza, ha acabado convertido en un alegato a favor de los blogs literarios en Internet y la revolución que entrañan para la literatura a cargo de tres abanderados del nuevo medio: La propia Apablaza y sus dos compañeros de presentación, Vicente Luis Mora y Llúcia Ramis.

Director del Instituto Cervantes en Alburquerque (EE.UU.) y escritor que acaba de publicar también su novela Alba Cromm, Vicente Luis Mora es doctor en Literatura Española Contemporánea y todo un experto en blogs. Por su parte, la mallorquina Llúcia Ramis, reciente ganadora del último Josep Pla gracias a su Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys, también figura entre los plenamente conversos a la nueva causa. Pero primero, la novela de Apablaza en definición del experto Mora, quien ve en Diario de las especias, “una obra construida como un blog. Se trata de experiencias próximas, sublimadas a partir de su propia diáspora desde Chile. Claudia logra un hallazgo al contraponer todas las voces de la novela –como si se trataran de los comentarios del propio blog--, a los de la narradora, ella misma, formando el tejido discursivo en estructura reticular, dando vueltas y vueltas a sus influencias e ideas literarias, sean chilenas o europeas. Parte de una literatura local para llegar hasta una literatura global con ayuda de las nuevas tecnologías”. Claudia Apablaza ha confesado en el desayuno que “desde mis inicios como escritora he usado Google. Comparto un doble sentido continuo: Por una parte, utilizo las herramientas de la Red, con desparpajo y cierto delirio, y por otro lado, continúo con la intención de crear mi propia biografía. La realidad formal y el mar infinito de lo virtual, mientras el blog queda a caballo entre ambas posibilidades”.  Al hilo de esta reflexión, Llúcia Ramis cree que “Internet es una paradoja. Debes estar solo ante el ordenador para relacionarte con el mundo. Para que tu blog se lea, no tienes otro remedio que llamar la atención. Si te metes en Internet, hay que ser protagonista, ser muy explícito si no quieres quedar enterrado. Todos somos vanidosos y egocéntricos, pero en la Red aún no sabemos como llevarlo. Ese medio resulta muy exhibicionista, no existe la intimidad y genera una exhibición social. Antes, lucías tu ingenio en los bares. Ahora, lo haces en la Red”. Y a partir de ahí, catarata de reflexiones a quemarropa entre frases que inicia uno y acaba otro, fruto de cada experiencia pionera, sea Apablaza, Mora o Ramis. Queda claro, pero, lo apasionante de este mundo, con muchísimas más luces que sombras. Entre los brillos, baste citar a vuelapluma, los comentados en la cita: Que Internet fomenta la lectura, sin duda. Los blogs literarios ayudan a conocer nuevos lectores. Las redes sociales, por regla general, acostumbran a desarrollar una atmósfera positiva y amable. La crítica en red es muy poderosa, positiva y valiosa para los autores. La relación entre escritor y lector resulta mucho más cercana. La posibilidad de continuar la vida de los personajes e interactuar con ellos abre todo un mundo de nuevas expectativas literarias, tal y como ha demostrado José Ovejero. Más aún: La correspondencia entre escritores es instantánea y ese género histórico, impagable en siglos pasados, resultará un tesoro de gran valor con lo que hoy genera en la Red para los investigadores del futuro que deseen indagar…. Y un largo etcétera. Por lo que respecta a las innegables sombras, el triunvirato de artistas invitados al desayuno literario de Casa Amèrica Catalunya coincide en que algunos seguidores de blogs pueden confundirse entre el autor y su obra, entre el trabajo literario y la experiencia vital del escritor. Según Ramis, “se trata de emocionar y de sentir empatía con el lector, pero, cuidado, cualquiera puede colarse en tu bandeja de entrada y resultar peligroso. Cualquiera se cree con derecho a contarte su vida. En Internet no se ve venir al loco. En el bar de antes, sí”.