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¡Qué lisura!, título del último álbum de María Elena Pacheco y Ernesto Hermoza, proviene del término liso, el cual indica tersura, pulcritud e incluso pureza… Pero en el Perú antiguo, liso también significaba gracia o donaire. Ya la gran Chabuca Granda cantaba en La flor de la canela: …derramaba lisura y a su paso dejaba aromas de mixtura que en el pecho llevaba.

Y es precisamente esta riqueza en la mixtura la que encarna la pareja musical formada por Pacheco y Hermoza. Una mixtura entre el violín clásico y el violín popular peruano, y otra mixtura entre la guitarra criolla del Perú y la guitarra flamenca que Hermoza también defiende.

Será un concierto donde además descubriremos ritmos como la marinera, el festejo, el landó, el vals y la zamacueca. Y a pesar de que podemos decir que es música instrumental, el violín y la guitarra están todo el tiempo cantando. La alegría de los fraseos de Pacheco es una delicia; los pizzicatos y ataques de arco juegan con una guitarra que va creando misterio y armonizando un festejo rítmico y profundo.

Pacheco y Hermoza acreditan una dilatada trayectoria musical. Así, además de realizar conjuntamente los discos de música criolla peruana Con garbo y picardía y ¡Qué lisura!, ambos han sido parte fundamental del grupo de Susana Baca y Eva Ayllón. Además, uno de los 6 discos de Hermoza, Puerta del Sol, fue realizado con el flautista de flamenco Jorge Pardo. Pacheco, por su parte, produjo el álbum Nueva Sangre donde efectúa un recorrido por las diferentes facetas del violín popular en toda la geografía peruana.

Escucha el disco ¡Qué lisura!

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