‘Chau, León, volvé pronto a tu nueva casa’. Más que una despedida, un hasta luego unánime de los 900 incondicionales que llenaron a rebosar, ni una sola entrada quedó a la venta, la Sala Bikini en la noche del viernes para deleitarse con un concierto inolvidable. León Gieco fue Íntimo – Interactivo como rezaba el título de su recital, el que repasaba cuarenta años de una carrera pletórica y muy amada por cuantos conocen al cantautor de Santa Fe. De paso, nos dejó a una colección de nuevos amigos, los protagonistas de su fantástico documental Mundo Alas, esos Ale, Maxi, Pancho, Beto, Carina, los bailarines de tango de Amar y tantos artistas discapacitados que llegaron al corazón del público de Casa Amèrica Catalunya en la proyección del pasado jueves.
Concierto apoteósico de León Gieco en una Sala Bikini llena a rebosar de incondicionales del artista argentino
Cuatro días de estancia en Barcelona, un montón de entrevistas a periodistas locales y corresponsales acreditados, ese emotivo pase de Mundo Alas y más de dos horas y cuarto de un concierto redondo. No se puede pedir más en menos tiempo. León Gieco apareció de negro en Bikini a las nueve en punto y ya tenía el público en el bolsillo. Lo llevaba ahí de hace años, se notaba. Repasó lo mejor de su repertorio, charló de la historia de Argentina con esos cómplices que le aguardaban apoyado por un sensacional multimedia de cobertura a sus palabras y canciones y cantó con un coro enorme que conocía sus letras palabra a palabra. Los contemporáneos de León por haber vivido su misma vida, su idéntica Argentina, con todos los sobresaltos, tristezas y alegrías. Los más jóvenes, por haberle adoptado como referencia vital. Los del otro lado del Atlántico, los de aquí, por tenerle el respeto debido comprobada la altura del artista. Pese a su juventud rockera, cuarenta años de carrera y resistencia, de canciones emblemáticas y de poesía progresista. Desfilaron desde el fantasma de Canterville hasta el boxeador imbatible del barrio que cae en la gran ciudad, tan vitoreados como las piezas de homenaje a los amigos admirados, fueran Cuchi Leguizamon, la Negra Mercedes Sosa, el enorme Charly García o María Elena Walsh. Y ya en el bis, Sólo le pido a Dios para rematar el gozo unánime, precioso, de todos los asistentes. Al cabo de unas horas, León Gieco volaba de vuelta a Madrid para proseguir su gira europea. El próximo objetivo vital, conseguir apoyos a fin de llevar Mundo Alas hasta la candidatura de los Oscars de Hollywood al mejor documental. Presentará esa belleza, ese canto de superación humana en Los Ángeles y Nueva York cuando empiece el otoño, a tiempo de cubrir los requisitos de la Academia. Y ojalá pronto regrese a Barcelona con ese sueño cumplido para hacernos gozar de nuevo a base de energía y canciones.