Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
02/11/2010 / Barcelona

“De prisionera 3.023 a presidenta”, por Antoni Traveria, director general de Casa Amèrica Catalunya

“De prisionera 3.023 a presidenta” articulo sobre Dilma Rouseff, presidenta electa del Brasil, de Antoni Traveria, director general de Casa Amèrica Catalunya, publicado en su edición del martes 2 de noviembre en “El Periódico de Catalunya”. ”El gran triunfo de Dilma Rousseff en Brasil demuestra que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva acertó al elegir a su heredera. La trayectoria política y el perfil público de Dilma Rousseff se prestaba a tener que asumir el riesgo seguro de una campaña electoral llena de difamaciones, muy agresiva y con el juego sucio de las calumnias que ya sufrió el propio Lula en su primer intento frustrado por alcanzar la presidencia en 1989...”

Desconocida por el electorado hasta hace poco más de un año, mujer divorciada, exguerrillera en la década de los 70, eran cartas de presentación excesivamente golosas para no ser utilizadas de forma torticera en su contra, en especial si se daba el caso de no conseguir el triunfo en la primera vuelta del pasado 3 de octubre, como así fue. Los poderosos medios de los poderosos de siempre en Brasil pretendieron imponer su propia agenda de escándalos precocinados en el debate político de este último mes. Si en 1989 llegaron a contratar a personas encapuchadas luciendo camisetas del Partido de los Trabajadores (PT) simulando el secuestro de un empresario, ahora caricaturizaron a Dilma Rousseff como si de una terrorista anticatólica se tratara, proabortista y, poco menos que amante, entre otros, -ironía- del mismísimo Lucifer. Pero aún teniendo una enorme influencia social, esos medios, con sus ya viejas tácticas, han sido derrotados por esta vez. Pero lo más grave, sin embargo, es que José Serra, el candidato del Partido Socialdemócrata, se prestara a participar de esas prácticas, cuando, por ejemplo, quiso transformar una bolita de papel que ni siquiera le había rozado en un objeto contundente lanzado contra su cabeza que le forzaba a ser atendido en un hospital. Las imágenes de televisión destaparían el engaño en el instante en que Lula y Rousseff se disponían a interesarse por el alcance de las supuestas lesiones sufridas por su adversario. Fortalecer la democraciaHabrá ahora que recomponer el diálogo y, en ese sentido, las primeras palabras tras su triunfo fueron para tender la mano a la oposición con un mensaje también sin aparentes rencores hacia sus adversarios mediáticos con una sentencia: «prefiero las miles de voces de la prensa al silencio de los dictadores». Dilma Rousseff tendrá por delante la tarea de fortalecer la democracia política y económica con el énfasis continuista de la erradicación de las bolsas de pobreza extrema, la reducción de las desigualdades sociales, el estímulo a la educación haciendo crecer los programas de ayuda a las familias y la transformación de Brasil en una potencia tecnológica. En el ámbito internacional, su triunfo es un alivio para el Mercosur, los procesos de integración en América latina, el trabajo en común con los países en vías de desarrollo y la cooperación Sur-Sur.  La imagenRousseff ha ido construyendo paso a paso su propia imagen junto a un elogiado líder carismático de orígenes obreros. Ha sido Dilma la que ha tenido que responder a sus propios desafíos ante el electorado con una indiscutible victoria por más de 12 puntos de diferencia sobre el experimentado candidato José Serra. La Juana de Arco de la subversión, así la bautizaron los militares en la dictadura, estuvo en la cárcel 23 meses. Tenía entonces 22 años. Ahora, con 62, quedará para la historia aquella ficha con el encabezamiento «prisionera 3.023». A partir del próximo 1 de enero ocupará la presidencia de un gigantesco país que hoy es modelo de referencia a imitar para el futuro, en tantas cosas”.