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17/03/2009 / Barcelona

Desayuno literario con Rafael Rojas, escritor cubano: “Las restricciones en Cuba a la circulación del saber remiten a la Inquisición”

El escritor e intelectual cubano Rafael Rojas ha presentado en el transcurso de un desayuno literario celebrado en Casa Amèrica Catalunya su último libro, “El estante vacío” (Editorial Anagrama). Se trata de una lúcida prospección de lo que se lee y no se lee en Cuba y de las relaciones entre literatura y política en la Cuba revolucionaria y postsoviética además de un recorrido crítico por la literatura del exilio no publicada en la isla. “Es necesario romper la ‘lógica aduanal’ que impide que el doble mercado literario cubano se relacione”, sostiene Rojas en alusión a la no publicación en la isla de los autores exiliados y a la ausencia de escritores cubanos residentes en las editoriales iberoamericanas. En este sentido, Rojas se ha proclamado partidario de medidas persuasivas que permitan avanzar en la apertura del sistema cubano, donde el estado controla en exclusiva la edición y distribución de la producción literaria. “La agresividad atrinchera más a un régimen cuyas restricciones en la circulación del saber remiten a la Inquisición”, ha afirmado.

Rojas admite que un cambio hacia la democracia en Cuba traería consigo la supresión de esa “lógica aduanal”, pero se muestra pesimista ante un posible escenario de libertad editorial en la isla a corto plazo. “La negación de la difusión está ligada al control político y no hay ninguna señal de abandono de ese control político”, ha dicho. “Será muy difícil una recomposición plena del campo intelectual cubano sin un cambio de sistema”, ha añadido. A pesar de ello, Rojas es partidario de acciones persuasivas que permitan la inclusión progresiva en Cuba de autores hasta ahora vetados.  “El gobierno cubano quiere avanzar en una selección de ciertas obras de autores como Cabrera Infante, Reynaldo Arenas o Severo Sarduy, que ahora todavía no se editan porque sus herederos no dan los derechos. ¿Por qué la única forma de reconocimiento de un autor es su edición por el estado? ¿Por qué no se les organizan homenajes, coloquios, se les efectúan semblanzas en los medios de prensa?, se ha preguntado. Rojas, que ha calificado de “marginal” la circulación en Cuba de libros prohibidos por el estado, ha afirmado que la isla, con un potencial de 7 u 8 millones de lectores sobre 11 millones de habitantes, es un mercado “atractivo” para las grandes editoriales iberoamericanas. El problema, según el escritor, es que el gobierno cubano ha rechazado la mayoría de ofertas de esas editoriales de abrir librerías en la isla. “Impiden la circulación de ciertos libros del catálogo de esas editoriales que responden abandonando la iniciativa”, ha explicado. Para Rojas, “la política restrictiva en Cuba de la circulación del saber remite al absolutismo borbónico y a la Inquisición”.   Sin embargo, el escritor, exiliado en México desde 1991, es partidario de ir ganando “pequeños espacios” con medidas persuasivas como “pedir a les editoriales iberoamericanas que en sus intercambios con el gobierno cubano o en la celebración de la Feria del Libro de La Habana no acepten la exclusión de escritores exiliados o intelectuales críticos”. Según Rojas, desde 1992 la actual política cultural del régimen cubano es una “ilustración socialista”, ligada a la preservación de ciertos valores, alejada del ‘férreo adoctrinamiento’ de las décadas iniciales de la Revolución. En este contexto, el autor de “El estante vacío” se ha proclamado partidario de la “persuasión” y contrario a iniciativas agresivas contra el sistema cubano que lo único que logran es su “atrincheramiento”.