El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez y el pacifista de Jerusalén Meir Margalit han protagonizado la primera sesión de Diálogos en Casa, nuevo espacio de Casa Amèrica Catalunya para la conversación relajada y la reflexión. Moderados por Marta Nin, subdirectora de la entidad, Vásquez y Margalit han defendido una concepción positiva del desarraigo, eje central de este enriquecedor intercambio de opiniones.
‘Diálogos en Casa’: Alabanzas al desarraigo
Juan Gabriel Vásquez ha residido en Bélgica, París y Barcelona antes de regresar a su Bogotá natal, de la que ya planea volver a marcharse en no mucho tiempo. “Me he sentido como el animal que vive en el lugar de otros animales. El término más cómodo es el de inquilino, en tanto que relación de hospedaje”, ha explicado para precisar que “Barcelona me acabó resultando tan familiar que quizás por esa necesidad de desarraigo decidí regresar a mi ciudad, en la que, tras 16 años, me sentí com un extraño”.
Meir Margalit ha confesado ser un desarraigado “desde siempre. Lo llevo en mis venas”. Nacido en Argentina, a los 8 años “ya planificaba mi migración a Israel. Cuando los otros niños coleccionaban estampillas (cromos) de otros lugares del mundo yo lo hacía de Argentina”. A los 18 años fue a Israel y allí se quedó aunque “soy un exiliado que lucha constantemente por salvar al país de si mismo”.
El desarraigo suma
Desde su perspectiva de escritor, Vásquez ha afirmado que “mi verdadera patria es la lengua en que escribo. La lengua es como una maleta en la que uno va recogiendo cosas en su viaje por el mundo”. El literato ha defendido también la “impureza” de la lengua. “Para mí, la contaminación solo tiene connotaciones positivas”.
En este contexto, Vásquez ha manifestado que “sigue muy presente la necesidad física del desarraigo voluntario en los escritores latinos”. Una cicunstancia aplaudida por Margalit: “No hay que tener miedo al desarraigo, que también se merece una palmada en la espalda. Ojalá tuviéramos la voluntad de empezar algo nuevo cada día”, ha dicho.
“No hay nada como el desarraigo para cuestionar instintos primarios como la territorialidad y la xenofobia”, ha subrayado Juan Gabriel Vásquez.