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27/02/2014 / Barcelona

‘El alma llanera en luto’, por Nicolás Boeglin

El pasado miércoles 19 de febrero del 2014, se fue a sus 85 años de edad Simón Díaz, más conocido como Tío Simón: se trata de uno de los máximos exponentes de la música llanera y de uno de los cantautores contemporáneos de mayor renombre en Venezuela.

Nacido un 8 de agosto de 1928 a las 8 de la mañana en una familia que llegá a tener 8 hijos, Simón Díaz creció en el pueblo ganadero de Barbacoas, en el extremo sur del pequeño estado de Aragua, que colinda con el medio del Estado de Guárico (cuya forma se asemeja a la de un corazón en el centro de Venezuela).

Desde muy temprana edad, se dio a conocer por su incomparable don para improvisar coplas de artistas locales, y las dificultades de la vida no fueron impedimento alguno: «A los 12 años murió mi papá y me tocó a mí ser el hombre de la familia», relató Simón Díaz en una entrevista a la prensa.

Desde el famoso “Caballo Viejo” hasta “Sabana”, “La luna de Margarita”, “El loco Juan Carabina”, pasando por “Mi querencia”, “Becerro”, “La pena del becerrero”, “Aquel”, “Flor de mayo”, sus innumerables tonadas y pasajes encantaron con sus notas no solo las cálidas noches de los llanos venezolanos (los cuales comparten con los colombianos una misma cultura musical muy ligada a las faenas del campo, acompañándose en ambos casos del arpa, de las maracas y del cuatro) sino a gran parte del mundo.

Algunas de sus canciones recogen la tradición musical de los llanos para acompañar la tarea del ordeño de la vacas en las frías madrugadas, como “Corral de ordeño” o la hermosa “Tonada del tormento” que incluye el sonido del ordeñar, entre otras tonadas (Nota 1) como “Cantos del ordeño (disponible aquí
La infancia de Simón Díaz rodeada del campo y de las vacas y de sus historias, contada por él mismo puede ser incluso oída
aquí en el marco del homenaje que se le hizo al cumplir sus 70 años de vida y 50 de trayectoria artística: inicia con “Así comenzó mi vida, ordeñando amor, ordeñando leche, ordeñando canciones”.

Si bien algunas piezas de la música llanera lograron en algún momento de la historia proyectarse más allá de Venezuela y de América Latina (Nota 2), Simón Díaz viene a proyectar el espíritu llanero. Pedro Almodóvar en varias de sus películas, el mismo Julio Iglesias, así como Plácido Domingo, Mercedes Sosa, Caetano Veloso, Celia Cruz o Joan Manuel Serrat, por citar tan solo a los más famosos, percibieron la fuerza de su mensaje y permitieron, cada uno a su manera, dar a conocer las coplas y notas del “Tío Simón” y de la música llanera hacia otras latitudes.

Además de joropos, tonadas, pasajes, Simón Díaz incursionó también en otros géneros como salsa, son, bolero y tango. Enamorado de su país y de su pueblo, de la sencillez de la vida del campo y de los tesoros de la naturaleza, de la sabiduría campesina, sus canciones y sus versos constituyen un prodigioso canto de amor a la vida.

Su genio desbordante como poeta y como compositor musical, con una permanente preocupación por rescatar las tradiciones y la cultura llanera, quedó plasmado en más de 70 producciones discográficas. Entre muchos de los recuerdos, el público del teatro caraqueño Teresa Carreño en julio de 1998, prestándose a un ejercicio de “boca chiusa”, y entonando a todo pulmón con Simón Díaz el famoso “Caballo Viejo”, gradería contra palco, palco contra gradería, mujeres contra hombres y viceversa disponible aquí), en medio de aplausos, lágrimas y risas, permanecerá como uno de esos mágicos momentos de su trayectoria artística.

Una verdadera leyenda viviente frente a su público: “Hablar de Simón Díaz es hablar del ícono de la venezolaneidad, es hablar también de uno de los compositores populares más valiosos de América Latina” reza la portada de uno de sus discos (La Historia- Simón Díaz. 50 años de éxitos y vida artística, Latin World, 2003).

El prodigio de su creatividad musical, su extraordinaria calidez humana y su incomparable don de gente hacen que todos, venezolanos y no venezolanos, latinoamericanos y no latinoamericanos, quisiéramos entrañablemente a este tío tan cercano y lejano a la vez, encontrando siempre en la profunda sencillez de sus estrofas un consuelo, un consejo y una esperanza para nuestro diario vivir.

Para el poeta y cantante catalán Joan Manuel Serrat, "Muy pocos saben que ha hecho música que es común a todos. Su sencillez, profundamente provinciana, es lo que la ha hecho tan internacional" (Nota 3). El hecho que su desaparición coincida con las horas más turbias que vive Venezuela hace que nos sintamos ahora un poco más huérfanos, en medio del convulso drama que azota en estos momentos a la hermosa tierra de “Tío Simón”.

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Nota 1: Leemos en el Universal de Caracas del 19/02/2014 sobre Simón Díaz (ver artículo) que el cantautor declaró en una entrevista que: “A mediados de la década de los años 50, yo me entero que la tonada estaba peligrosamente condenada a desaparecer por cuanto en esa época Venezuela consumía el doble de leche que producía, entonces para cubrir el déficit la idea era mecanizar las fincas y con ella iba a desaparecer su materia prima, ese hombrecito que cada madrugada le cantaba a la vaca, su fiel confidente, sus alegrías y tristezas", dijo.

"Por eso fue que me dediqué a buscarla y componerla, para ayudar a definir y dejarle a Venezuela un aire musical", agregó. "Hoy día podemos asegurar que en el repertorio de los mejores cantantes (folclóricos) estará la tonada llanera, un género musical netamente venezolano".

Nota 2: además del verdadero “himno nacional” que constituye la canción “Alma llanera” mundialmente conocida, tenemos, por ejemplo, el joropo “Seis por derecho” de Antonio Lauro (1917-1966) para guitarra clásica ejecutado por el guitarrista Narciso Yepes (ver ejecución del guitarrista Flavio Sala disponible aquí) o la canción “Ansiedad” que llegó a ser internacionalizada por muchos cantantes de habla hispana, e incluso por Nat King Cole (disponible aquí).

Nota 3: Joan Manuel Serrat citado en el artículo del Universal del 19/02/2014 antes mencionado, disponible aquí.