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18/04/2011 / Barcelona

El complejo dilema del régimen cubano

Artículo del director general de Casa Amèrica Catalunya, Antoni Traveria, publicado en la edición del lunes 18 de abril en El Periódico de Catalunya. “Hubo un tiempo, ya muy lejano, en el que la revolución cubana sumaba adhesiones en todo el mundo. Hace ya muchos años que el régimen castrista siembra disidencias, sumando opositores dentro y fuera de la isla. En las últimas décadas, en Cuba, todo acostumbra a llegar con retraso, con muchísimo retraso, demasiado tarde...

Cuando al fin parece que va a producirse algún ajuste, algún cambio, por mínimo que pueda ser, la pesada maquinaria burocrática de un régimen paternalista se encarga de ralentizar su aplicación hasta perder la supuesta eficacia de la medida adoptada. El partido único cubano se enfrenta estos días al complejo dilema de revisar de forma profunda un modelo económico finiquitado, para intentar evitar despeñarse al vacío.  Las reformas aplicadas por Raúl Castro desde que asumió el poder en febrero de 2008 han intentado maquillar la probada ineficacia de unas estructuras de Estado caducadas. Se trataría de aplicar ahora un paquete de medidas económicas con apariencia aperturista que permitan mantener el poder político con los mismos criterios de siempre, para que nada cambie en lo esencial. El sistema aplicado por el Partido Comunista del gigante chino sería ahora el camino para poder sobrevivir, piensan. Los contenidos de la receta son conocidos, por clásicos: adelgazar el Estado, una cierta apertura a los mercados y permisividad para que determinadas iniciativas profesionales individuales puedan ser motor de reactivación de un modelo soviético insostenible, después de más de 50 años de estigmatizar cualquier cambio de rumbo que supusiera una renuncia a la ortodoxia.  Raúl Castro pide ahora a sus cuadros dirigentes que «destierren definitivamente el secretismo, la mentira» y les insta a no renunciar a la aplicación de medidas como la ampliación del trabajo por cuenta propia, la reducción de los gastos sociales o incluso la eliminación de la doble moneda. El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba llega después de 14 años del anterior, otro pequeño retraso, en un momento de preocupación extrema para los que aún viven en la isla.  Se han creado esta vez más expectativas que nunca, más incluso que las generadas en 1997, tal vez pensando que lo que ahora está en juego es la propia supervivencia del régimen a vida o muerte. Otra cosa es pensar que puedan producirse reformas políticas, el hipotético viaje hacia una transición democrática decidida desde el propio castrismo. Nada en el horizonte hace presagiar que pueda producirse algún cambio significativo, más allá del implacable paso del tiempo. Fidel Castro abandona el cargo de primer secretario del partido con 84 años. El pequeño de los Castro , Raúl , le sustituye con 79. La mayoría de aquellos que participaron en la Revolución o han fallecido, o tomaron distancia crítica, o son tan mayores que el sexto será su último Congreso. Solo una generación distinta de cubanos puede crear las condiciones propicias para que se pueda producir una transformación efectiva hacia un régimen de libertades”.