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27/03/2009 / Barcelona

El periodista y escritor Daniel Samper Pizano reivindica el vallenato como “embajador” musical de Colombia

El ciclo “Música y literatura” de Casa Amèrica Catalunya no ha podido tener mejor arranque: el Auditorio de la entidad lleno hasta la bandera para disfrutar de una vibrante y divertida conferencia del escritor colombiano Daniel Samper Pizano en que ha abordado las raíces juglarescas del vallenato y la íntima relación de este estilo musical con “Cien años de soledad”, la obra cumbre de Gabriel García Márquez. “Hoy el vallenato es la música colombiana por excelencia, la embajadora nacional y la más oída en el país”, ha señalado el experto, que ha intercalado su intervención con la audición de extractos de destacadas piezas del género. “'Cien años de soledad' es un vallenato de 360 páginas, el canto de un juglar que va desde el inicio del mundo hasta los propios tiempos de García Márquez”, ha afirmado.

Según Samper Pizano, desde hace dos décadas el vallenato ha desbancado a la cumbia –que a su vez reemplazó al bambuco- como embajador internacional de la música colombiana. En su intervención, el escritor se ha preguntado cómo ha alcanzado este estatus el vallenato, una música “para oir y no para bailar”. “El vallenato “puro” no se bailaba, se escuchaba porque era una crónica. Nadie se levanta a bailar cuando dan el noticiero de las 10”, ha ironizado. Así, el vallenato servía de envoltura a “largas y divertidas historias que relataban los chismes de la región caribeña colombiana” y, además, era una música a la que se identificaba como “vulgar y mulata”. “El vallenato reúne un instrumento de blancos –el acordeón-, uno de negros –la caja o tambor- y uno de indios, la guacharaca, Hasta hace pocos años, estaba prohibido interpretar vallenatos en el club más empingorotado de Valledupar”, ha subrayado el escritor. El conferenciante ha añadido que a pesar de todos estos inconvenientes el vallenato se impuso “porque todo conspiró a favor suyo”. Empezando por el prestigio literario que le acreditó García Márquez a lo que hay que sumar “su condición mestiza, con la que el pueblo se identifica”. “El vallenato es la expresión colombiana de la fusión étnica de las tres razas que se da en todo el Caribe”, ha manifestado.  Otros aspectos remarcables en la imparable progresión de este estilo musical de origen juglaresco han sido la divulgación del mismo por parte de promotores folclóricos y políticos y la presencia de una generación de compositores “extraordinarios” como Rafael Escalona, Alejo Durán, Calixto Ochoa o Adolfo Pacheco, entre otros. Samper Pizano también ha descatado el “salto de difusión” que supuso para el género la aparición del “vallenato de caseta” o bailable y su posterior internacionalización gracias al “vallenato de estadio”, con una puesta en escena propia de los espectáculos de rock y cuyo máximo representante sería Carlos Vives. “Lo reconocen en medio mundo y ya existe incluso una categoría especial de para vallenatos en los premios Emmy, los “Óscar” de la música”, ha dicho el erudito. Pero Samper Pizano ha finalizado preguntándose “si el vallenato sobrevivirá a su propios éxito y a los frutos amargos que nacen de él”.