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18/03/2010 / Barcelona

El quid de la cuestión: ¿transgénicos, para qué?

La periodista y documentalista francesa Maria-Monique Roben y el biólogo del Departamento de Genética de la Universidad de Barcelona, Marc Valls (en la imagen, alrededor de la moderadora Lina Aguirre-Jaramillo), han protagonizado en Casa Amèrica Catalunya un intenso debate sobre la utilización de los transgénicos, en el transcurso de la segunda sesión de las jornadas “El origen del futuro”, sobre el Medio Ambiente en América Latina. Contundente, Roben ha afirmado que los transgénicos van en contra de la “seguridad alimenticia” porque hacen desaparecer la biodiversidad, Menos pasional, Valls ha apelado a su condición de científico y ha argumentado que los transgénicos pueden ser más o menos adecuados dependiendo del uso que de ellos se haga. Hoy, nueva jornada de este ciclo con los artistas Perajaume, Donna Conlon y Magdalena Correa y su inspiración creativa a través del medio ambiente.

La soja, el trigo y la colza son los principales productos transgénicos cuyo cultivo está desplazando de forma notoria otros más tradicionales en numerosas regiones de América Latina, y en especial en Argentina y Brasil. “Argentina era el país de la vaca y la leche, y un gran exportador de comida. El modelo de la soja transgénica ha provocado una reducción tremenda de la producción alimenticia y dos ministros de Agricultura del país me reconocieron que de continuar así las cosas tendrían que importar leche de Uruguay”, ha explicado Maria-Monique Roben.“Los transgénicos están creando hambre. Impulsan los monocultivos y van contra la seguridad alimenticia porque hacen desaparecer la biodiversidad”, ha afirmado la periodista y documentalista, que ha añadido: “Los transgénicos contaminan suelos y aguas, favorecen la concentración de tierras y hacen que los pequeños productores abandonen el campo”.El biólogo Marc Valls, por su parte, ha expuesto el caso de la papaya transgénica como ejemplo de un uso positivo de esta naturaleza de productos. En 7 años, esta variedad de papaya alterada genéticamente consiguió vencer el virus ‘ringspot' que amenazaba con erradicar a la especie de la isla de Hawai. “La papaya transgénica ha permitido luchar contra esta enfermedad y ha funcionado como vacuna contra el virus”. Hoy en día, en Hawai hay 125.000 libras por acre de terreno con papaya transgénica en contraste con las 5.000 que siguen con la papaya no modificada e infectada.Valls también ha subrayado que estas modificaciones genéticas se consiguen mediante una bacteria introducida en la planta, capaz de genera una de nueva.Roben ha rebatido con intensidad esta afirmación y ha afirmado que esta bacteria no funciona en los casos de la soja y el trigo transgénicos. “Los transgénicos no son el equivalente a una planta natural. Ningún dato científico lo acredita. Esta definición fue una decisión política de Bush padre (quien fue presidente de los Estados Unidos de Norteamérica) ratificada por su sucesor (Bill) Clinton”, ha dicho.Roben ha proseguido: “Los comités de expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimenticia actúan con permanentes conflictos de intereses. Falta transparencia. Es preciso iniciar estudios sobre los transgénicos de dos años de duración y a cargo de investigadores independientes”, ha reclamado.Valls ha respuesto a las acusaciones de oscurantismo de su compañera de mesa recordando que “todos los informes de la Autoridad Europea de Seguridad Alimenticia son accesibles y están en Internet. Otro problemas es que sean difíciles de digerir por la opinión pública”, en alusión a su lenguaje en ocasiones excesivamente encriptado.“Es preciso denunciar las irregularidades que se detecten en los procesos que afectan a los transgénicos”, ha continuado el biólogo catalán. “El riesgo cero no existe. Y no todo depende de una ‘mano negra' ni todo es mentira”, ha concluido.