El escritor norteamericano y guatemalteco Francisco Goldman ha pasado por Casa Amèrica Catalunya, donde ha mantenido un encuentro con un grupo de periodistas acerca de la publicación en España de su última novela, Monkey Boy (Editorial Almadía), finalista del premio Pulitzer de Ficción 2022. Goldman, laureado autor de cinco novelas y dos libros de no ficción, ha visitado la institución, donde ha conocido y admirado el Mural Amèrica XXI y la instalación La Escopetarra. Un símbolo de paz.
El veterano novelista ha explicado que con Monkey Boy cierra el paréntesis del duelo iniciado en 2007 cuando su esposa, la también escritora mexicana Aura Estrada, falleció de forma repentina en un trágico accidente. “El libro empieza en un momento oscuro de mi vida. Antes miraba hacia fuera (Goldman fue corresponsal de guerra en Guatemala y Nicaragua) y ahora intenté entender la pérdida, el duelo, los porqués de vivir ese momento tan díficil. Para poder salir del duelo hay que vivirlo”.
Francisco Goldman y su ‘Monkey Boy’: la larga búsqueda de la identidad personal y colectiva
En este viaje interior, Goldman descubre que no fue su padre, hijo de un judío ruso que emigró a Estados Unidos, quien le había marcado de forma profunda como creía sino su madre, una guatemalteca de dulce carácter, siempre con una visión positiva de la vida. La cara opuesta a su progenitor, al que culpa de crear un ambiente violento en su casa y del que nunca observó muestras de amor, besos, caricias... “Mi padre fabricaba dentaduras postizas. Era excepcional en eso. Era un infeliz y un amargado pero creaba sonrisas sintéticas, la profesión más valorada en EE.UU”, ha dicho con sorna.
“Empecé Monkey Boy en la tristeza y en un duelo interminable pero un año después me enamoraba de nuevo, me casé, nació mi hija, murió mi madre... y llegó Donald Trump, que nos enfermó a todos, fue una locura compartir el odio. Encarnaba la masculinidad gringa: arrogancia, violencia, narcisismo, misoginia... ¡Hizo tanto daño a mi país!”, ha explicado.
Un escritor latinoamericano
Monkey Boy, con su estructura “sencilla e íntima”, aborda temas tan complejos como el de la identidad. “En este libro descubrí que, al igual que mi mamá, yo también soy migrante, de Estados Unidos a México”, su actual lugar de residencia. “A diferencia de mi hermana yo siempre quise ir a Guatemala, a conocer la familia. De adolescente y en la etapa universitaria quería ser un escritor latinoamericano. Y con 20 años, cuando estalla la guerra en Centroamérica, tuve que ir allá”, ha narrado para describir el territorio en el que se mueve su obra: las tensiones en la mezcla entre Estados Unidos y Centroamérica.
“Me tocó vivir la realidad de nunca pertenecer a donde estás, ni de donde vienes”, ha afirmado para mostrar a continuación su “rechazo a la obsesión por etiquetar la identidad de las personas. Establecer categorías del tipo “medio judío, medío guatemalteco” es absurdo, una pérdida de tiempo. Eres quien eres y ya está”.
“Me siento chilango (tal y como se denomina a los habitantes de Ciudad de México) porque los chilangos nacemos donde nos da la chingada gana”, ha añadido.
Tras alabar la “maravillosa” traducción al idioma español de Monkey Boy efectuada por el escritor mexicano Daniel Saldaña París, Goldman ha apuntado dos claves para entender su forma de escribir y su visión sobre la dura realidad en la América Latina más cercana a los Estados Unidos:
“Necesitas ficción para contar la realidad. Son los dos lados del espejo”.
“Haber vivido una muerte traumática me ayuda a entender lo que está pasando en México y Centroamérica”.
Para finalizar hemos preguntado a Francisco Goldman si se anima a escribir un libro en castellano. “Ahora que soy papá me gustaría escribir en español un libro para niños”, ha respondido.
Más información:
‘Monkey Boy’, la dura y hermosa tarea de buscarse a sí mismo. Por Carlos Pardo. El País. 10-12-22