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19/12/2006 / Barcelona

Juan Díaz, fotógrafo autor de 'Perú: historias de trabajo infantil': “En Perú hay sitios donde el trabajo infantil está tan asumido que pasa inadvertido”

El fotógrafo Juan Díaz es autor de la exposición “Perú: historias de trabajo infantil”, un espejo donde se refleja la problemática de la explotación infantil en Latinoamérica. La muestra, que se engloba dentro de la campaña “El trabajo no es cosa de niños” de Global Humanitaria, consta de una serie de fotografías ilustrativas de las condiciones de vida al límite de muchos niños y niñas peruanos. “Perú: historias de trabajo infantil” se inaugura este martes 19 de diciembre en Casa Amèrica Cataluinya donde podrá visitarse hasta el 2 de febrero del próximo año.

Algunos de los protagonistas de las instantáneas tienen sólo cuatro años y se les puede ver recolectando desechos en el vertedero del Valle Sagrado, pescando en el lago Titicaca o haciendo pequeñas trabajos en un cementerio. A cambio de su esfuerzo, obtienen un modesto sueldo, fundamental para la supervivencia de sus familias.

Como nace “Perú: historias de trabajo infantil”?

Esta exposición se gesta dentro del marco de las actividades paralelas que se realizaron para el Fórum Universal de las Culturas Barcelona 2004. Se pretendía denunciar la situación de explotación infantil a partir del caso peruano, que es a su vez extensible a otros muchos países de Latinoamérica.

Esta iniciativa cuenta con el apoyo de Global Humanitaria y Casa Amèrica Catalunya. Los datos recogidos en la exposición hablan por sí solos: 6 millones de niños sufren explotación infantil en Latinoamérica. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Esta cifra, seis millones de niños esclavizados, tendría que invitar a la reflexión porque en muchos de estos países existen recursos naturales suficientes que administrados de otra manera, como, por ejemplo, en la inversión en educación, se conseguiría al menos dar un futuro digno a estos niños. Existe otro aspecto que incide de manera directa en los países llamados occidentales y es el deber de llegar a un comercio justo, basado en un compromiso de no utilizar mano de obra infantil por parte de las compañías multinacionales.

¿Cómo fueron las condiciones de trabajo de estos niños que pudiste contemplar para realizar las fotografías?

Estuve durante una semana en diversos lugares del Perú donde el trabajo infantil está tan asumido por la sociedad que casi pasa inadvertido. Había momentos de gran dureza cuando veías a niños que habían perdido completamente su niñez trabajando, sin posibilidades de escolarizarse. Cuando hablabas con ellos, te daba la impresión de que eran físicamente niños, pero mentalmente se comportaban como adultos de verdad. Quizás sea porque tenían el deber de aportar un sueldo a sus familias y esta responsabilidad los convertía en personas maduras con menos de diez años y con un gran sentido de la responsabilidad. Había también momentos en los que los niños recobraban su capacidad de abstraerse de su realidad inmediata y jugaban. Porque, pese a todo, no dejan de ser niños.