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28/09/2011 / Barcelona

Juan Gabriel Vásquez cierra el ciclo “Narrando un continente” con una disertación sobre literatura y violencia

Con una intervención sobre la relación entre literatura latinoamericana y violencia, el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, Premio Alfaguara de Novela 2011, ha puesto broche de oro al ciclo “Narrando un continente”, organizado con motivo del centenario de Casa Amèrica Catalunya. En su exposición, Vásquez ha buceado en la obra del colombiano Everio Rosero, el salvadoreño Horacio Castellanos Moya y el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa como ejemplos de novelistas que han enfocado, desde una perspectiva literaria, el impacto de una violencia omnipresente en América Latina. “Literatura es memoria, el lugar donde se impide que se olvide la historia”, ha dicho Vásquez.  Anteriormente han intervenido en el mismo ciclo el mexicano Jorge Volpi y el argentino Ricardo Piglia.

Ante un auditorio repleto de público, Vásquez ha tomado como hilo conductor un artículo de Gabriel García Márquez, publicado por la revista colombiana “La calle” en octubre de 1959, donde el autor de “Cien años de soledad” proclamaba el fracaso de la literatura a la hora de abordar la violencia que ya azotaba entonces a buena parte del continente. Así, Vásquez se ha preguntado cuál ha sido la respuesta de autores nacidos en aquellas fechas y ha encontrado respuestas en las novelas “Los ejércitos”, de Evelio Rosero; “Insensatez”, de Horacio Castellanos Moya, y “El material humano”, de Rodrigo Rey Rosa. Sobre “Los ejércitos”, Vásquez ha subrayado que es la primera novela donde se nombra a todos los actores del conflicto colombiano: narcotraficantes, ejército, paramilitares y guerrilla. “Los violentos han perdido el rostro: son una gran masa que se confunde”, ha señalado. También ha destacado la locura in crescendo del narrador de esta novela como “elemento de distorsión que permite explicar la violencia”. Algo similar le ocurre al protagonista de “Insensatez”, quien debe corregir y editar un informe de mil páginas sobre la violencia en Guatemala y que repetidamente dice que “yo no estoy completo de la mente”. Para Vásquez, “al contar la violencia, el narrador se arriesga a perder la cordura”, en el marco de un estilo distorsionador que elimina cualquier realismo y establece la “fragilidad mental” de aquél que contacta con esa violencia. Finalmente, de “El material humano” -un inventario de documentos y anotaciones personales del protagonista de la novela sobre la violencia de los 60 en Guatemala- Vásquez ha señalado “la utilización del humor y el ridículo como método de distanciamiento”. “Para contar el horror hay que buscar un lenguaje nuevo”, ha dicho el escritor afincado en Barcelona desde 1999. "El ruido de las cosas al caer" Sobre el escenario de violencia en Bogotá que refleja “El ruido de las cosas al caer”, novela con la que ha logrado el prestigioso Premio Alfaguara 2011,  Vásquez ha reconocido que necesitó 12 años para saber cómo contar “una vida cruzada de pequeños y breves momentos de contacto con el mundo del narcotráfico, desde una visita al zoo del ‘narco’ Pablo Escobar o la cercanía a la explosión de una bomba”. “Es un lento proceso de asimilación de las cosas que habían pasado y que había vivido”, ha añadido. Vásquez también ha precisado que la literatura latinoamericana no es unívoca. “Hay literatura muy personal, sin ninguna relación directa con lo que sucede fuera del estudio del escritor, cuyo único compromiso es escribir bien con vocación de permanencia”.  Violencia y legalización de las drogasFinalmente, el escritor y columnista también se ha referido al proceso de pacificación de su Colombia natal. “Estamos muy lejos de ver el final de la guerra colombiana, que seguirá agudizándose mientras le siga entrando la gasolina de la droga”. Y ha añadido: “La única manera de salir del problema es legalizar la droga. Sin los márgenes de ganancia descomunales del tráfico de drogas nos quedaríamos tan sólo con un problema de salud pública y eliminaríamos el de orden público. Pero sé que esto es algo quimérico, que nunca sucederá. Y el problema de la violencia seguirá agudizándose”.