Con obras como ‘Historia secreta de Costaguana’ y ‘Los informantes’, el colombiano Juan Gabriel Vásquez es uno de los abanderados de la nueva hornada de escritores latinoamericanos que han hecho de Barcelona su centro de producción habitual. Una brillante trayectoria que le acredita como invitado ideal para inaugurar “El oficio del escritor”. Se trata de un ciclo de conversaciones conducido por José Antonio de Ory que profundiza en la labor de esta élite de escritores “latinoamericano-barceloneses” de la que también forman parte el peruano Santiago Roncagliolo y el argentino Rodrigo Fresán, que pasarán por Casa Amèrica Catalunya los días 21 de septiembre y 4 de noviembre próximos, respectivamente. “La buena literatura es un espacio donde el lector está libre de la persecución de las fuerzas que cada día tratan de convencernos de algo”, ha señalado Vásquez. (En la imagen, de Ory -a la izquierda- y Vásquez durante la conversación)
Juan Gabriel Vásquez reivindica la literatura como espacio de libertad
El escritor colombiano se ha manifestado sobre la inevitable, o no, influencia de Gabriel García Márquez: “El método de Gabo no me servía para lo que quería contar en mis novelas. La labor de un escritor es coger las influencias y conocerlas para después desecharlas y encontrar su propia voz. Reconozco más la influencia de autores como Borges, Camus, Joyce, Conrad, Sebal. Ellos me han sido más provechosos que García Márquez”. Y ha añadido: “Toda esta idea viene de un gran malentendido y es la de creer que la influencia literaria de un escritor viene determinada por un factor territorial. Esto es falso, y es el caso de Gabo en el mío. Uno construye su literatura con lo que puede. La labor del escritor es encontrar el método que mejor le funciona para crear su obra”. ¿Y cuál sería ese método?. Para Juan Gabriel Vásquez, se trata de elaborar un primer borrador y después “romperse la cabeza trabajándolo hasta que salga una obra de arte que se sostenga en el tiempo”. “Lo único que no puede permitirse una novela es ser redundante, repetir lo que ya el lector sabe por los manuales, por los libros de historia. La novela debe decir lo que sólo ella puede decir, lo que no dicen los documentales y los textos periodísticos”, ha subrayado. Por todo ello, no debe de extrañar la contundencia con la que Vásquez se ha expresado sobre los resultados del ejercicio riguroso y profesional de su oficio de escritor: “La lectura de la literatura de verdad es profundamente subversiva. Los más dedicados buscan en la literatura ese espacio cada vez más raro, más escaso, donde nadie trata de convencerte de nada, donde eres libre. Todo el mundo trata de convencerte de algo: los políticos, la publicidad, la religión... La buena literatura es un espacio de libertad”.