Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
16/10/2009 / Barcelona

Juan Manuel Roca, poeta colombiano: “La poesía tiene más sentido en la encerrona, en el nudo histórico que vivimos en Colombia”

Juan Manuel Roca, poeta, escritor y periodista colombiano, recientemente galardonado con el Premio Casa de América de Poesía Americana 2009, ha ofrecido en Casa Amèrica Catalunya un recital poético de su último libro, “Biblia de Pobres”, editado en España por Visor. El acto ha congregado a un importante número de escritores y poetas colombianos establecidos en Catalunya. Juan Manuel Roca es considerado un intelectual de referencia en su país, donde se recuerda la brillantez de su etapa como director del magazine cultural dominical del periódico El Espectador entre 1985 y 1995. En la siguiente entrevista, Roca habla de poesía, literatura y periodismo y aborda la compleja situación social y política de Colombia, la “ceguera histórica e impuesta” que califica de “encerrona” y “nudo histórico” que “dan más sentido a la poesía”

¿Qué le supone el premio Casa de América de Poesía Americana 2009?Es muy gratificante. Y no sólo porque pone en un contexto latinoamericano la poesía que uno intenta escribir, sino porque hay un antecedente en las personas que han obtenido ese premio, como Óscar Hahn, Jorge Boccanera o Marco Antonio Campos, poetas muy relevantes. ¿Qué es lo que inspira la poesía de “Biblia de Pobres”?Cuando terminé de escribir este libro –todavía sin título-, me encontré por azar con esos grabados que se hacían en la Alta Edad Media, antes incluso de la invención de la imprenta por parte de Gutemberg, llamados ‘Biblia Pauperum’ (“Biblia de pobres”), que tenían el fin de divulgar a los iletrados una forma de entender el mundo. Me di cuenta de algunas atmósferas miserables de la Edad Media entroncadas con la realidad social, política e histórica de mi país y me pareció acertado titularlo así por esa imaginería alrededor de la mendicidad, de los seres despojados, de los seres orilleros, de gente de mi entorno inmediato que tenían un entronque con esas imágenes, que lamentablemente se pueden encontrar en mi realidad y en esos grabados y xilografías. Y además tienen un carácter y una preocupación visual, la imagen que más los vinculaba era una especie de Biblia pagana. En definitiva, es como decía Michelet: “Los dioses de la religión vencida se convertían en los demonios de la religión triunfante”. ¿Qué contiene “Biblia de Pobres”?Muchos registros diferentes. Hay un registro que tiene que ver con una nocturnidad, con una ceguera que no es la ceguera visual, sino una ceguera histórica e impuesta, que es en definitiva la encrucijada que vive mi país. Por otra parte, hay una idea de lo que me ocurre a mí en los demás. Que no sea un yo privativamente individual y romántico, sino que expresara a otros. También intento otorgarle un carácter irónico, anarquista y burlón, porque me parece que la poesía que se entronca con lo social y con lo político, si no cuenta con esos ingredientes humorísticos y de reírse de uno mismo, es una poesía excesivamente ideológica, de puño cerrado, que era lo que yo quería evitar.  Cuando dice “la guerra siempre viene después de la posguerra”, ¿a qué se refiere? Es una forma irónica de tratar la situación de mí país. No tenemos tregua en una guerra tan prolongada, donde todos son vencidos, donde en unos pequeños lapsos en los que aparentemente hay una tregua lo que se prepara es la guerra que viene. Como la masacre de ayer borra la masacre de hoy, pero anuncia la de mañana. Es una realidad bastante áspera y dura, donde la poesía no debería tener existencia. Hay una frase de Helderling que para mí está descontextualizada. Se pregunta: “¿Para qué la poesía en tiempos de penuria?” Pero yo me digo: si la poesía no tuviera sentido en tiempos de penuria, jamás hubiera existido, porque, que yo sepa, todos los tiempos de la humanidad han sido de penuria. Entonces más bien me afinco en una idea de Flaubert que me gusta mucho, a pesar de lo terrible de la frase: “El arte, como el Dios de los judíos, se alimenta de holocaustos”. Es decir, en la medida en que hay una encerrona, un nudo histórico como el que vivimos, es cuando más sentido tiene la poesía. ¿Podríamos decir entonces que la poesía es una válvula de escape...?El arte nace de una insatisfacción con la realidad. La prueba de que el hombre no está satisfecho es que existe el arte. En esa medida, es una forma de transformar la realidad, no de manera inmediata y tangible, y no necesariamente como catarsis, como válvula de escape, sino más bien como confrontación. En el caso de mi país, la poesía se ha vuelto una resistencia espiritual sin que sea un hecho programático. Parto de la idea de la poesía como un hecho genérico para todas las artes. Donde no hay poesía no hay arte, ya sea en el cinematógrafo, la narrativa, la plástica... En momentos como éste, la poesía toma un sentido particular, no predeterminado por quienes escriben sino por las circunstancias sociales que se imponen.  Pero también puede servir para alejarse de esas circunstancias... Puede ser una válvula de escape en el sentido que la imaginación, de alguna manera, crea puntos de fuga, pero no de una manera escapista. El poeta no está alejado de su realidad, interviene en ella y de alguna manera la modifica. Una verdad mal dicha se vuelve mentira y eso es lo que hay que evitar en la poesía. Una ficción bien expresada tiene un rango estético que la hace verdadera. En esa medida, la poesía se afinca en su realidad, pero también en una ‘subrealidad’, en un grado de distorsión que no es un espejo mimético que quiera mostrar de forma naturalista lo que pasa, como ocurre con la Historia, la Sociología o el Periodismo. Usted es poeta y también periodista. ¿Cómo siente las amenazas al periodismo tan desgraciadamente frecuentes en Colombia?Colombia es uno de los países del mundo con mayor número de periodistas asesinados, perseguidos y exiliados. El periodismo enfrenta la realidad de forma menos elusiva que la poesía, que lo hace de forma más indirecta y tampoco tiene el poder masivo de comunicación del periodismo. Además, la poesía es desdeñada en general por las esferas del establecimiento. No creo que el actual presidente sea capaz de leer algún poema; y si es capaz de leerlo, sea capaz de entenderlo; y si es capaz de entenderlo, de entenderlo bien y pensar que eso tiene un carácter subversor. Son muy pocos los escritores que han estado amenazados en el país si no están vinculados a la esfera del periodismo. ¿Se siente más poeta que periodista?Sí, creo que sí. Fundamentalmente, lo que he hecho muchos años es periodismo cultural. En determinados momentos también hubo señalamientos hacia ese periodismo. Cuando el diario “El Espectador” cambió de propietarios, lo primero que fueron a cerrar fue el magazine dominical porque tenía un espectro muy amplio dentro de la cultura, que no sólo era entendida como las Bellas Artes sino que aparecían los problemas de los movimientos sociales, políticos...  ¿Qué opina de la posibilidad de que Álvaro Uribe acabe presentándose por tercera vez a la reelección presidencial? Me parece letal y fatal para la vida del país. Uribe no aspira a ser un presidente vitalicio sino crónico porque realmente es una enfermedad de la democracia todo lo que ha hecho para seguir en el poder y para cercenar todas las vías críticas a un régimen tan oprobioso, tan derechizado, tan sectario y que desgraciadamente cuenta con tantos seguidores. Uribe no existiría sin esa derechización tan terrible que hay en Colombia, que también es forzada por los movimientos armados, que cometen barbaridades como las de los paramilitares. Por ejemplo, el secuestro. No hay una explicación ideológica para un secuestro. Todo secuestro es fascista. Cada vez que las FARC hacen una acción atornillan mucho más al presidente Uribe y me parece absolutamente nefasto. ¿Una de las grandes perjudicadas por esta situación es la cultura?Colombia es el país de América Latina que más ha reducido los presupuestos para la cultura porque todos van para la guerra, para el espejismo de la llamada seguridad democrática. Por fortuna no es así, pero si la cultura dependiera exclusivamente de los aportes del establecimiento estaríamos en una verdadera crisis cultural. Pero hay un movimiento literario, musical, en las artes plásticas, también en el cine, extraordinario, de gran vigor y belleza... Y tiene que ver con la necesidad imperiosa de la gente de manifestarse. Pero no es porque tenga un cobijo de orden estatal. ¿Cómo ve el futuro de Colombia?Soy pesimista y no veo una salida. Vi una posibilidad con el Polo Alternativo Democrático, construido por sectores de la izquierda. Pero está muy segmentado y cada vez, lamentablemente, pierde más coherencia.  No veo una salida fácil y no tengo la menor idea de cuál podría ser (habla bajando el tono de voz, susurra)  ¿Sigue escribiendo?Estoy escribiendo un libro de cuentos y mientras pueda seguiré escribiendo literatura, poesía: es lo que más me impulsa.