Casa America Catalunya

En el marco de una jornada retrospectiva de su obra, el ilustrador y guionista cubano Juan Padrón ha estado en Casa Amèrica Catalunya para ofrecer una conferencia sobre la situación del cine de animación en Cuba, del que ha asegurado que goza de muy buena salud. Durante la charla, Padrón ha anunciado que la tercera parte de su más famosa saga, “Vampiros en la Habana”, está en proyecto.
 
Tras toda una jornada proyectando sus cortos de animación, sus series de dibujos animados y su película de culto, “Vampiros en la Habana”, el director cubano Juan Padrón ha entablado una distendida charla con el público asistente. Se ha hablado sobre la situación del cine de animación en Cuba y en Latinoamérica, pero el tema principal ha sido, para satisfacer la curiosidad del público, la propia trayectoria de Juan Padrón e incluso los trucos que él y su equipo ingeniaron para realizar los efectos especiales de “Vampiros en la Habana” con la tecnología de 1985. “Hoy en día, los jóvenes abusan de los efectos especiales a causa de todas las facilidades tecnológicas que tienen”, ha afirmado.
 
También ha destacado que no hay otro país en América Latina con igual producción de cine de animación que Cuba, “excepto quizás Argentina o México.” El motivo de este fenómeno es, según Padrón, que el cine de animación en Cuba no tiene finalidad comercial y que es posible gracias al apoyo institucional tanto de la Escuela de Cine como del Instituto Cinematográfico, del que es director de la sección de animación. “En Argentina, o en Chile, o en otros países, si la película no tiene éxito tienen que cerrar los estudios. En Argentina, tierra de grandes dibujantes, nadie puede trabajar, todos los dibujantes trabajan fuera”, ha declarado.
 
De su personaje “Elpidio Valdés”, ha destacado que es un personaje histórico que no puede sacarse de contexto para que no se convierta en un “Mickey Mouse”. En la serie ambientada a finales de siglo XIX, Elpidio es un soldado que lucha al lado del Ejército Libertador –formado por campesinos, esclavos y algún terrateniente cubano– contra el opresor, los españoles. “Enseguida se volvió el Astérix de Cuba”, ha admitido, orgulloso, su creador. Dirigido a un público infantil, fue una forma entretenida de enseñar historia a los más pequeños. Juan Padrón nunca olvida su máxima: “El objetivo del cine es entretener.”