Se acaban de cumplir 30 años del asesinato de Carlos Pizarro Leongómez. El que fuera comandante de la guerrilla del M-19 fue abatido a tiros por un sicario del narcotráfico en plena campaña electoral como candidato a la presidencia de Colombia. El caso sigue hoy impune. La figura de Pizarro empezó a emerger de las sombras de la desmemoria en 2009 con la exposición Ya vuelvo. Carlos Pizarro, una vida por la paz organizada conjuntamente por Casa Amèrica Catalunya y María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro y hoy segunda vicepresidenta de la Cámara de Representantes de Colombia, que por entonces vivía exiliada en Barcelona.
La exposición ‘Ya vuelvo’ y la rehabilitación de la figura de Carlos Pizarro Leongómez
Ya vuelvo se hizo realidad tras año y medio de gestación y de maratonianas sesiones de trabajo en las que cada punto era discutido, revisado y puesto en duda desde diferentes perspectivas y con todas las objeciones sobre la mesa. La figura de Carlos Pizarro, la del colombiano que transitó la historia de su país como hijo de la oligarquía, guerrillero, intelectual y político era poliédrica, a veces incluso antagónica, diversa según el contexto histórico.
En una vitrina circular, sostenido por el aire, el sombrero blanco de Carlos Pizarro, aquél que se puso casualmente y que se convirtió en símbolo de paz, daba la bienvenida al visitante. Ya vuelvo recorría la trayectoria vital, intelectual, combatiente y política del líder guerrillero que depuso las armas para luchar desde la arena política por la justicia social. Y lo hacía con un hilo narrativo que descansaba mayoritariamente en palabras y textos del propio Pizarro. Además, la exposición mostraba por vez primera objetos, cartas y fotografías de su archivo personal.
La inauguración de Ya vuelvo en Casa Amèrica Catalunya fue un acto cálido y emocionante que contó con la presencia de las dos hijas de Pizarro y de Myriam Rodríguez, exmilitante del M-19 y compañera sentimental de Carlos Pizarro, además del periodista Xavier Vinader, padrino de la muestra y uno de sus grandes artífices junto al entonces director general de la entidad, el también periodista Antoni Traveria.
Ya vuelvo modificó perspectivas. Fue visitada en Barcelona, entre otras personalidades, por Juan Manuel Santos, por entonces exministro de Defensa de Colombia y futuro presidente del país y Premio Nobel de la Paz, y por Francisco Santos, vicepresidente del gobierno de Álvaro Uribe. La exposición viajó a Colombia y se pudo visitar durante casi 8 meses en el Museo Nacional de Colombia con el impulso del Ministerio de Cultura del país en alianza con Casa Amèrica Catalunya. Algo impensable poco tiempo atrás.
“El Museo Nacional realiza esta exposición con el fin de propiciar una reflexión en torno a los procesos sociales y a los hechos de violencia que ocurrieron en Colombia durante las dos últimas décadas del siglo XX, los cuales llevaron a distintos sectores de la sociedad a concertar un nuevo acuerdo social que se plasmó en la Constitución de 1991”, se manifestaba en la invitación oficial a la inauguración de la muestra, que también se instaló en otras ciudades del país como Cali o Cartagena de Indias.
En paralelo, la causa judicial sobre el asesinato de Carlos Pizarro se encuentra hoy día en una suerte de “limbo jurídico”, sin que la justicia ordinaria o la jurisdicción especial por el proceso de paz en Colombia asuman su competencia en el caso. Así las cosas, y dado que el año pasado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aceptó estudiar este asunto, la familia de Pizarro espera que sea la justicia internacional la que reconozca este homicidio como un crimen de Estado y por fin se pueda garantizar a las víctimas el acceso efectivo a la justicia.