Cálido y cómplice con sus interlocutores; socarrón y, sobre todo, humilde, muy humilde. Así se ha mostrado uno de los poetas más célebres de nuestros días, el argentino Juan Gelman, durante la multitudinaria presentación en Casa Amèrica Catalunya de su último libro de poesías “El emperrado corazón amora”. Ni siquiera los encendidos elogios a su obra del poeta Antoni Marí –introductor del acto junto al periodista Oleguer Sarsanedas- han afectado a un Gelman quien, si de algo carece, es de ego. “Uno no es muy consciente de lo que escribe. La prueba es que luego lo publica”, ha ironizado. El premio Cervantes también ha advertido: “Estamos en una época que quiere uniformizar la espiritualidad y mutilar el camino de nuestros sueños. Y esto lleva a soledades muy profundas”.
La humildad de Juan Gelman hechiza el auditorio de Casa Amèrica Catalunya
Gelman ha explicado que “El emperrado corazón amora” retoma cosas que escribió hace 40 años para su libro “Cólera Buey”. “Me gustaría saber qué dejé de decir entonces que necesito decir ahora”, ha dicho el poeta quien ha confesado que, con el paso del tiempo, “tiendo a ser escueto”. “Puedo escribir toda la noche y a la mañana siguiente no acordarme de ninguna de las palabras escritas. ¡Esto es empezar mal el día!”, ha explicado. Y ha añadido: “En ocasiones no me reconozco en lo que he escrito”. Sin embargo, ha subrayado que “para mí, escribir es un acto de vida”. Preguntado sobre sus fuentes de inspiración, Gelman ha constatado que en general se escribe sobre pocos temas y ha descartado que el dolor (su hijo y su nuera desaparecieron durante la dictadura argentina, que también dio en adopción ilegal a su nieta) le motive de forma especial. “El dolor es un camino de conocimiento de sí mismo pero no es el motor de mi poesía, que viene de otros lugares, de la necesidad de escribirla”. Gelman tampoco cree que el dolor social –como el que sufre actualmente México o el padecido no hace mucho en Argentina– sea de necesaria y obligada referencia para el poeta. “Un dolor social muy fuerte en determinados países no puede dejar de tocar al poeta, pero éste lo expresará cuando tenga la necesidad poética de hacerlo, no por necesidad política”, ha reflexionado. Gelman también ha abordado la relación entre ideología y literatura, que ha calificado de “muy oscura” y ha puesto como ejemplo a su compatriota Jorge Luis Borges, “en cuya escritura no aparece su equívoca ideología”, ha dicho. “Todos tenemos una ideología pero medir esa relación me resulta muy difícil de determinar. El tema no es el poeta sino su obra”, ha continuado. Y una reflexión final como prueba de la incomparable lucidez de este genio de las letras de 81 años de edad: ““Estamos en una época que quiere uniformizar la espiritualidad y mutilar el camino de nuestros sueños. Y esto lleva a soledades muy profundas”.