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07/04/2010 / Barcelona

La Mostra de Cine Latinoamericano de Catalunya, Lleida 2010 logra el “más difícil todavía” en su 16 edición

Fiel a la tradición circense, la Mostra de Cine Latinoamericano de Catalunya, Lleida 2010 ha logrado en su 16ª edición superar otra vez su listón y mejorar el registro anterior. Ya es un evento internacional, un clásico en el calendario especializado como han realzado, sin ningún atisbo de arrogancia y por la vía de los datos, sus propios organizadores durante la presentación de la programación de este año realizada en Casa Amèrica Catalunya. Tanto Osvaldo Francia como Juan Ferrer se han mostrado orgullosos del camino realizado durante los tres lustros anteriores. Ahora, siguen recogiendo el fruto al trabajo bien hecho. La cosecha completa queda expuesta en su web: www.mostradelleida.com

Tras la presentación realizada 24 horas antes en la capital de la Terra Ferma, Antoni Travería, director general de Casa Amèrica Catalunya, ha abierto el acto ante los periodistas de Barcelona afirmando que “para nuestra institución, proseguir nuestra colaboración con la Mostra significa una gran satisfacción porque se trata de un evento ya plenamente consolidado”. Travería ha cedido así la palabra a Osvaldo Francia, presidente del Centro Latinoamericano de Lleida, una de los pilares básicos –junto al Ayuntamiento local y a Casa Amèrica Catalunya, al decir del propio Francia-, de la progresiva consagración de este festival cinematográfico. De hecho, el miércoles 14 de abril, a las 7 de la tarde, des de la sede de nuestra institución en Barcelona (c/ Còrsega 299, entresòl) se contribuirá con la Mostra con el acto “Panorama del cine caribeño”, una charla de Carlos Francisco Elías, ex-director de la Cinemateca Dominicana y creador del Fórum Internacional de Cine Dominicano, quien reflexionará sobre la evolución y situación del cine dominicano y caribeño. Francia ha resultado diáfano en su análisis: “Cada año, podemos decir con orgullo, nos superamos en contenido y calidad, en crecimiento sostenido gracias a esos amigos que nos arropan e incentivan. Podemos hablar ya de la Mostra de Cine Latinoamericano como de un certamen de carácter internacional. Circulamos en doble sentido: Traemos cine latinoamericano a Catalunya y llevamos la producción catalana a Suramérica, a un mercado compuesto por 400 millones de personas, con las puertas ya abiertas hacia nosotros, que sabe de nuestro rigor y prestigio ganado. Hoy, sentimos humildemente que no tenemos techo, que salimos ganando en cada edición”. Juan Ferrer, director de la Mostra, ha llevado buena parte del rodaje, del guión y del script en la rueda de prensa con inequívoca pasión de cinéfilo irredento. Por lo que respecta a la programación de esta 16ª edición, que cuenta con un presupuesto de medio millón de euros, Ferrer la ha definido como “una excelente selección, tipo añada en los vinos. Es la cosecha con mayor número de países participantes, trece o catorce en distintas secciones. Hay grandes títulos en coproducciones latinas hechas con Estados Unidos, Japón o Italia, por ejemplo, y también estrenos que gozarán posteriormente de largo recorrido comercial”. Mención especial de Ferrer para la sección conmemorativa del 200º aniversario de la Independencia de México y el centenario de su Revolución, “con una retrospectiva antológica formidable, nunca vista antes en España, con títulos restaurados que ni siquiera han visto los propios mexicanos o que ni recuerdan las nuevas generaciones de aquel país. Sobre la Revolución, proyectaremos obras del ‘Indio’ Fernández que resultan auténticas joyas”. En otro orden de cosas, la Argentina y su cine, en recorrido lineal por toda su historia, “del pasado más conflictivo al presente triunfal de su celuloide, de lo más oscuro a las figuras míticas de su imaginario colectivo”, según Ferrer. También, dos premios de honor. El primero, para Ernesto Alterio, concedido por su trayectoria indiscutible como actor y “por esa relación fantástica que mantiene con el cine español”. El segundo, a la atención de Icíar Bollaín, para Juan Ferrer, “una actriz, directora, guionista y, sobre todo, mujer con una fuerza que encarna todo cuanto las mujeres dan al cine”. Para alguien entregado a la Mostra en cuerpo y alma todos los días y horas del año, diseccionar su momento actual no resulta en absoluto tarea difícil. Sostiene Juan Ferrer que “la Mostra nos enseña la tremenda fuerza innovadora de Latinoamérica, un caldo de cultivo único por su voluntad de servicio como puente intercultural. Cada año renovamos nuestras fórmulas, miradas, alternativas con el deseo de seguir creciendo. Sin ir más lejos, en esta edición propiciaremos los encuentros entre distintos sectores y ámbitos de la industria cinematográfica para que sus profesionales puedan intercambiar conocimientos y aprender de sus experiencias, enriquecerse mutuamente, para que charlen sobre sus problemáticas y las de sus países”. En la ceremonia de clausura, otra distinción, ésta para otro clásico de la escena española, Juan Diego, “un veterano de Lleida, a donde ha venido ya bastantes veces sólo por el gusto de ver buen cine”. A Juan Ferrer le gusta resumir el espíritu de la Mostra entre la gente del llamado, según el viejo tópico, séptimo arte recordando una frase pronunciada por David Trueba, quien afirmó que “a Lleida llegamos invitados y salimos siendo amigos”. “Por ello –sigue Ferrer—nos hemos ganado el cariño y respeto del sector. Mimamos el cine latinoamericano a partir de mantener ese espíritu incólume”. Allá va otra muestra: El cineasta Emilio Ruiz Borrachina, antes dedicado al documental, estrenará su opera prima “Discípulo”, protagonizada por Marisa Berenson, en esta edición de la Mostra gracias al buen sabor de boca que le dejaran sus experiencias anteriores en la capital catalana. Entre las novedades  del 2010, cabe destacar que tanto la ceremonia de inauguración como la de clausura se realizarán en el Palacio de Congresos de Lleida, llamado a ser, en feliz toque de Ferrer, “nuestro Kursaal particular”, como la Catedral cinematográfica del Festival de San Sebastián. Al fin y al cabo, remata como broche Juan Ferrer, “la Mostra es eso: un billete de ida y vuelta”. Entre Lleida, Catalunya y España y Latinoamérica. De ida y vuelta.