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27/05/2009 / Barcelona

La primera mesa redonda de las jornadas “Cuentan que cuentan” aboga por la transversalidad de la literatura infantil y juvenil

Roberto Sotelo, profesor, bibliotecario y especialista en literatura infantil y juvenil (LIJ) argentino; Ivar da Coll, escritor e ilustrador colombiano ; la mexicana Monique Zepeda, también escritora e ilustradora, y Evelio Rosero, escritor colombiano, han protagonizado la mesa redonda “Temas de la literatura infantil y juvenil”, en el marco de las jornadas “Cuentan que cuentan” organizadas por Casa Amèrica Catalunya. Los especialistas han coincidido en reivindicar la madurez de la literatura para niños. “Existe literatura para niños de 40, 50 y 80 años”, ha dicho Rosero. El escritor cubano residente en Estados Unidos y ganador del premio Alfaguara de Novela 2008, Antonio Orlando Rodríguez, ha moderado esta mesa redonda.

Éstas son algunas de las reflexiones surgidas del debate: Para Roberto Sotelo, que ha realizado un repaso de los libros y colecciones más interesantes en LIJ que se pueden encontrar en América Latina, lo importante no son los temas sino la estética del texto. Ivar da Coll ha destacado que en los libros, ya sean para niños o para adultos, se abordan siempre dos grandes temas universales: el amor y la muerte. Monique Zepeda ha subrayado que “la realidad social se nos cuela por todos lados: en la elección de palabras, en el ritmo, en la forma... más que en la elección de temas”. Y en alusión a los “libros educativos” ha comentado: “la primera función de la literatura es narrar. Y si logra educar, no lo hace porque ésa fuera su primera intención”. Evelio Rosero, por su parte, ha afirmado que “algunos escritores para niños son más fantásticos que sus propias historias porque creen que los cuentos son historias de ángeles sin pipí”. Ha opinado, también, que la literatura infantil y juvenil, como género, es una “invención del mercado editorial”. “Existe literatura para niños de 40, 50 y 80 años”, ha añadido y ha alegado a favor de la “literatura transparente” porque “un niño nunca deja de ser sabio”.  Antonio Orlando Rodríguez, en su función de moderador, ha arrojado las siguientes conclusiones: “No existe LIJ sino libros que por su transparencia también pueden ser leídos por los niños y por los jóvenes” ; tampoco existe una LIJ latinoamericana como tal, sino una serie de literaturas nacionales puesto que cada país tiene sus especificidades”. Y, finalmente, ha constatado que “en los últimos años ha habido una apertura a nuevos temas que no son la naturaleza o la fantasía porque ha cambiado también el concepto de “niño”.