Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
01/10/2014 / Barcelona

La red de bibliotecas mexicanas adquiere 400 libros sobre el compositor catalán Jaume Nunó

La biografía de Jaume Nunó, compositor de la localidad catalana de Sant Joan de les Abadesses y autor del himno de México, ya se puede solicitar en préstamo en la Red Nacional de Bibliotecas Públicas de este país, que ha adquirido 400 ejemplares y los ha distribuido entre sus centros más importantes.

Jaume Nunó. Un hijo de Sant Joan en América (2010, KM 13.774. Ed. Casa Amèrica Catalunya) es un libro de Cristian Canton y Raquel Tovar sobre la figura de este músico. La obra se escribió después del encuentro de un archivo familiar en las afueras de Nueva York y fue publicada en colaboración con el Ayuntamiento de Sant Joan de les Abadesses y el Consulado General de México en Barcelona.

El año pasado, el libro ya cruzó el Atlántico cuando fue presentado en San Luís Potosí durante la celebración del festival Ciudades Hermanas, con la presencia del alcalde y de la regidora de Cultura de Sant Joan de les Abadesses, Ramon Roqué y Montserrat Tallant respectivamente.

El director general de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, Fernando Álvarez del Castillo, quien ha llevado a cabo la negociación de esta adquisición con el alcalde Ramon Roqué y Casa Amèrica Catalunya, ha confirmado la llegada de los libros a México.

Jaume Nunó i Roca (1824-1908) comenzó sus estudios musicales de la mano de su hermano Juan, organista del monasterio de Sant Joan de les Abadesses. Prosiguió los estudios en Barcelona, donde ingresó en el coro de la Catedral y, al cabo de un tiempo, recibió una beca para terminar de formarse en Italia.

Su vinculación a las bandas militares lo llevó a Cuba y poco después a México, donde ganó, en 1854, el concurso para la composición de la música del himno nacional mexicano.

Debido a la complicada situación política de México de mediados del siglo XIX, se instaló en Estados Unidos, primero en Nueva York y después en Buffalo. Allí dirigió varias orquestas, compañías de ópera y entidades corales, y ejerció como docente.

Tras ser redescubierto, México le tributó un gran homenaje. Sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres de México.