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12/06/2009 / Barcelona

La última mesa redonda de las jornadas “Colombia sin subtítulos” reclama un acuerdo internacional para despenalizar las drogas y liberar al país del impacto del narcotráfico

La mesa redonda “¿Colombia: un país rehén del narcotráfico?” ha supuesto un brillante epílogo a las jornadas de Casa Amèrica Catalunya “Colombia sin subtítulos”. Los periodistas y escritores José Alejandro Castaño, Guillermo González Uribe y Daniel Samper Pizano, moderados por el ex-corresponsal de TVE en América Latina, Juan Manuel Sáenz, han coincidido en reclamar un acuerdo internacional que despenalice de forma gradual las drogas. “Es un mal que no podemos remediar solos”, ha insistido Samper. “La droga es un negocio global, basado en la oferta y la demanda. Existe porque hay mercado”, ha añadido.  Castaño, por su parte, ha arremetido contra la política de fumigaciones de los campos de cultivo de coca y ha subrayado que, en este problema, “Colombia está tremendamente sola. A nivel internacional sólo interesa lo folclórico”. Para Guillermo González, la solidaridad internacional es básica: “Los ciudadanos del planeta deben luchar por la despenalización de las drogas porque el narcotráfico seguirá corrompiéndolo todo”, ha dicho.

Daniel Samper Pizano ha sido el primero en trazar la senda del desastre a la que el narcotráfico ha conducido a Colombia, donde las guerrillas y los grupos paramilitares se han convertido en actores principales del negocio. “El narcotráfico también ha tocado a la magistratura, campañas presidenciales, la Iglesia, equipos de fútbol, la hípica, los toros, la diplomacia, el ocio, festejos populares, el mercado del arte, el medio ambiente... ¡Hasta el vallenato, a través de las ‘dedicatorias calientes’, ha sido pasto del narcotráfico!”, ha exclamado el periodista. Sin embargo, Samper también ha recordado la resistencia de Colombia al embite de la droga. “En ningún otro país han sido sacrificados tantos líderes políticos en la lucha contra el narcotráfico. Se han desmontado a los carteles más poderosos del mundo y la prensa ha sido un bastión en esta lucha”, ha remarcado. Para Samper, “el narcotráfico nos ha convertido en rehenes de los Estados Unidos. Habría que enfrentarlo como el tabaco, el alcohol y la morfina”. Guillermo González ha centrado su intervención en los oscuros nexos entre el Gobierno de Colombia y los grupos paramilitares que se financian con los réditos del narcotráfico. El director de la revista cultural “Número” –que en julio publicará todas las ponencias de las jornadas “Colombia sin subtítulos” – ha hecho hincapié en las declaraciones ante la Fiscalía del jefe paramilitar Francisco Villalba, asesinado el pasado 23 de abril. Villalba implicó directamente a Álvaro Uribe, cuando era gobernador del departamento de Antioquia, en una masacre de los paramilitares cometida en febrero de 1998 con un balance de 17 víctimas mortales. “El poder en Colombia se ha acostumbrado a usar el crimen para perpetuar sus privilegios”, ha manifestado González Uribe quien ha advertido también que “la aparente seguridad existente en Colombia es producto de la “ley de los sepulcros”. Tras recordar que el propio Salvatore Mancuso, líder de los paramilitares extraditado a Estados Unidos, se ha citado como “amigo personal” de Uribe, González ha apuntado que “Colombia es también un paraíso, pero no hay paraísos sin serpientes”. José Alejandro Castaño ha abordado el impacto del narcotráfico en la sociedad colombiana, “donde más de la mitad de la población está por debajo del umbral de la pobreza y hay 8 millones de indigentes”. “Para millones de colombianos, el narcotráfico no es un negocio maldito, es un negocio”, ha subrayado el periodista tras enfatizar que “todo lo que toca el narcotráfico se corrompe o enaltece, puesto que también se muestra como un triunfo”. Castaño ha lamentado que en su país “no hemos impuesto una sanción moral al narcotráfico y sus delitos” y ha recordado que el 83% de las ganancias de este negocio ilícito se quedan en Europa y Estados Unidos. “No tenemos idea de quiénes son los narcotraficantes europeos y norteamericanos. Todos los malos estamos allá y nada conocemos de aquí”. Al respecto, Daniel Samper ha añadido, con sorna, que “en los casos de droga, a los colombianos nos cubre la presunción de culpabilidad” y ha advertido que “la cultura del dinero rápido y el logro de metas sin importar los fines es un legado nefasto que tardaremos décadas en borrar”.  “En Colombia, el narcotráfico se convirtió en una posibilidad para la gente”, le ha secundado Guillermo González. “La guerra armada contra las drogas es inútil y está perdida y las extradiciones son un ‘show’, un montaje. La droga es asesina porque es ilegal y las democracias se están narcotizando”, ha añadido para abogar por una despenalización gradual de estas substancias.  Interpelado al respecto, Daniel Samper se ha referido al denominado ‘Proceso 8.000” sobre la financiación por el cártel de Cali de la campaña presidencial de su hermano y posterior presidente de Colombia, Ernesto Samper, en 1994. “He mantenido conversaciones íntimas con él y creo en su inocencia. Si no fuera así, no hubiera venido a este debate, con este tema”, ha afirmado.  “Hay una imagen de Colombia demasiado apesadumbrada”, ha sostenido José Alejandro Castaño. “No estamos tan mal en términos de esperanza. En Colombia, la esperanza es un deber cotidiano”, ha concluido el periodista y escritor. Nota: la revista cultural colombiana “Número”, en su edición de julio, publicará un cuadernillo con todas las ponencias de los participantes en las jornadas Colombia sin subtítulos.  Próximamente, estas ponencias también estarán a disposición del público interesado a través del Centro de Documentación de la Fundación Casa Amèrica Catalunya.