Marta Aponte (Puerto Rico) y Pola Olaixarac (Argentina). Dos escritoras de diferente generación, diversa visión del mundo y dispar concepción de la literatura. Ambas han logrado crear esa atmósfera especial que permite captar de forma milimétrica la atención del público que ha llenado el auditorio de Casa Amèrica Catalunya en una nueva sesión del festival “Fet a Amèrica”. Dos autoras que, eso sí, han coincidido plenamente en su pasión por el oficio y por la lectura. “El escritor trabaja todo el tiempo. Y cuando uno escribe no puede leer cualquier cosa” sostiene Olaixarac. “La lectura es un telón de fondo constante en mi obra”, admite Aponte.
Las escritoras Marta Aponte y Pola Olaixarac seducen al público del “Fet a Amèrica”
La trayectoria de la portorriqueña Aponte es tan atípica como sugerente. Escritora “desgenerada” y “tardía” –empezó a los 49 años– sorprende por su descarada humildad. “Me cuesta trabajo escribir. Me da miedo. Y también me da miedo publicar, el vacío y cómo llenarlo de palabras. Tengo pavor a la escritura y todavía no me lo creo cuando veo mis libros”, se ha sincerado. Además, en su celebrada y última novela “Sexto sueño”, Aponte mezcla con brillantez la idiosincrasia portorriqueña –“somos una colonia clásica situada en un limbo cultural y político” – con una trama digna de un realismo mágico muy caribeño: La disección del cadáver de un legendario criminal estadounidense exiliado en la isla por una forense espiritista y compositora de boleros. “Se trata de una anatomía muy lírica, una especie de bolero para cortarse las venas. En mi literatura hay una obsesión por el gesto de devolver la mirada a causa de la crisis identitaria”, ha reflexionado Aponte. Pola Oloixarac, tras su aclamada novela “Las teorías salvajes” acaba de publicar “Condiciones para la revolución” (Editorial Granta), una obra cuyo proceso de creación surgió a partir de la “necesidad de encerrarse”. “Tenía ganas de escribir una comedia que, además, coincidió con el ascenso al poder de un determinado sector del peronismo. Es una parodia de la historia argentina de los últimos 40 años” ha explicado. Para la joven autora, “hay un mundo de la imaginación que se superpone al real. Es una vida salvaje, terrible, y esa intución es la que me da ganas de escribir”. Y añade: “Me interesa la dialéctica de cierta lucha de clases, de la belleza y la verdad. Y el rol de la inteligencia para sobrevivir socialmente, para crear escudos. La literatura posibilita trabajar lo moral en sentido puro”.