Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
17/12/2009 / Barcelona

Lo mejor de nuestro 2009 - Marzo (7). Daniel Samper y el “embajador” colombiano vallenato

El ciclo “Música y literatura” de Casa Amèrica Catalunya no pudo tener mejor arranque: el auditorio de la entidad estuvo lleno hasta la bandera para disfrutar de una vibrante y divertida conferencia del escritor colombiano Daniel Samper Pizano, en el que abordó las raíces juglarescas del vallenato y la íntima relación de este estilo musical con “Cien años de soledad”, la obra cumbre de Gabriel García Márquez. “Hoy el vallenato es la música colombiana por excelencia, la embajadora nacional y la más oída en el país”, señaló el experto, que intercaló su intervención con la audición de extractos de destacadas piezas del género. “Cien años de soledad es un vallenato de 360 páginas, el canto de un juglar que va desde el inicio del mundo hasta los propios tiempos de García Márquez”, en afirmación de Samper.

Según Samper Pizano, desde hace dos décadas el vallenato ha desbancado a la cumbia –que a su vez reemplazó al bambuco- como embajador internacional de la música colombiana. En su intervención, el escritor se preguntó cómo ha alcanzado este estatus el vallenato, una música “para oir y no para bailar”. “El vallenato “puro” no se bailaba, se escuchaba porque era una crónica. Nadie se levanta a bailar cuando dan el noticiero de las 10”, ironizó. Así, el vallenato servía de envoltura a “largas y divertidas historias que relataban los chismes de la región caribeña colombiana” y, además, era una música a la que se identificaba como “vulgar y mulata”. “El vallenato reúne un instrumento de blancos –el acordeón-, uno de negros –la caja o tambor- y uno de indios, la guacharaca, Hasta hace pocos años, estaba prohibido interpretar vallenatos en el club más empingorotado de Valledupar”, subrayó el escritor. El conferenciante añadió en Casa Amèrica Catalunya que, a pesar de todos estos inconvenientes, el vallenato se impuso “porque todo conspiró a favor suyo”. Empezando por el prestigio literario que le acreditó García Márquez, a lo que hay que sumar “su condición mestiza, con la que el pueblo se identifica”. “El vallenato es la expresión colombiana de la fusión étnica de las tres razas que se da en todo el Caribe”, manifestó.  Otros aspectos remarcables en la imparable progresión de este estilo musical de origen juglaresco han sido la divulgación del mismo por parte de promotores folclóricos y políticos y la presencia de una generación de compositores “extraordinarios” como Rafael Escalona, Alejo Durán, Calixto Ochoa o Adolfo Pacheco, entre otros. Samper Pizano también destacó el “salto de difusión” que supuso para el género la aparición del “vallenato de caseta” o bailable y su posterior internacionalización gracias al “vallenato de estadio”, con una puesta en escena propia de los espectáculos de rock y cuyo máximo representante sería Carlos Vives. “Lo reconocen en medio mundo y ya existe incluso una categoría especial para vallenatos en los premios Emmy, los “Óscar” de la música”, dijo el erudito. Pero Samper Pizano finalizó su disertación preguntándose “si el vallenato sobrevivirá a su propios éxito y a los frutos amargos que nacen de él”.