A finales de noviembre, Casa Amèrica Catalunya homenajeó a Mario Benedetti con un acto titulado “Poemas para hacerlos nuestros” y el recuerdo del uruguayo, su coherencia vital, inmenso legado y sensibilidad emocionaron el abarrotado salón de actos de la Fundación. La voz de la actriz Mercedes Sampietro repasando algunas de sus imperecederas poesías y la recreación de la figura del más cercano Mario realizada por su biógrafa, Hortensia Campanella, sirvieron para forjar un ambiente único, una comunión entre los centenares de amigos barceloneses de Benedetti de todas las edades y generaciones reunidos para la ocasión. Los reunidos en homenaje no eran ya lectores incondicionales o devotos seguidores, sino ‘amigos’ próximos.
Lo mejor de nuestro 2009 – Noviembre (24). Un emocionado homenaje a Mario Benedetti
Quien así lo deseó, leyó en alto su composición, íntima y preferida, fuera “Piedritas en la ventana”, “Oración”, o “Currículum”. Todos los asistentes compartieron un reverencial silencio para escuchar “El Sur también existe”, musicado por Serrat, o el escalofriante “Desaparecidos” de Daniel Viglietti, acompañado por la voz, aún presente, del propio Mario. El acto, auspiciado también por la Fundación Santillana y la Càtedra Unesco de la Universitat de Girona, arrancó con una presentación de Antoni Travería, director general de Casa Amèrica Catalunya, quien calificó el encuentro como “cálido, sincero y austero. Un recuerdo ideado para que Mario no se sintiera mal”. Tras repasar algunas de sus entrañables vivencias personales con Benedetti, Travería cedió la palabra a Hortensia Campanella, autora de la biografía “Mario Benedetti, un mito discretísimo”, quien cautivó al auditorio desde la primera anécdota: “Cuando Mario vio el grosor del manuscrito de mi obra, lo primero que me dijo de manera espontánea fue: ‘¿Tanto he hecho en mi vida?’”. Y a partir de ahí, Campanella repasó desde el arranque tres décadas de relación personal culminada en una fraternal amistad, iniciada “en un hotel de la Gran Vía madrileña, a finales de los 70. Ya lo sabía todo de él y desde entonces, compartí vivencias con la persona, no ya con el escritor. Y el ser humano correspondía exactamente a la imagen proyectada, a la que sus lectores teníamos de él. Su vida y su literatura estuvieron muy unidos”. Para Hortensia Campanella, Benedetti fue “un mito que lo tuvo todo en contra, desde una infancia de extrema pobreza. Empezó a trabajar con 13 años, consciente de que su vocación era escribir. Abandonó los estudios, tuvo que pagarse de su bolsillo los siete primeros libros que escribió ante la negativa de los editores y fue un autodidacta completo, capaz de aprender idiomas para comprender mejor a sus autores favoritos. Leyó, leyó y leyó. Todo lo consiguió por esfuerzo, rigor y ganas”. A los 17 años, de visita en Buenos Aires, rememoró Campanella, “decidió ser poeta. Su vocación consistió en comunicarse con la gente y así generó ese pequeño milagro de ser tan admirado por un finlandés como por un paisano de Montevideo. Algo alcanzó, pues, Mario, en lucha contra todo...”. En la vertiente personal, la definición de su amiga Hortensia, “pudoroso para hablar de sus emociones. En público, opinaba sobre literatura y política, pero si quieres saber de su intimidad, la hallas en su obra. Le entendemos leyéndolo, no a través de las innumerables entrevistas que concedió a los medios de comunicación”. Tras la aproximación a la figura de Mario Benedetti realizada por Hortensia Campanella, la actriz Mercedes Sampietro, otra devota más del uruguayo, lideró el caudal de emociones con la lectura de los poemas elegidos para la ocasión. En la selección de poemas figuraron, entre otros, “Desmorirse”, “Rostro de vos”, “Me voy con la lagartija”, “Sueldo”, “Los formales y el frío”, “Ustedes y nosotros”, “Currículum”, “Arte poética”, “Me sirve y no me sirve”, “Tàctica y estrategia”, “Piedritas en la ventana”, “Bandoneón”, “Defensa de la alegría”, “Síndrome”, “Ángelus”, “Es tan poco”, “Abrigo”, “Pies hermosos”, “Mass Media”, “Signos del sur”, “Papam habemus”, “Más o menos la muerte”, “Tu espejo es un sagaz”, “Por qué cantamos”, “Invisible”, “El puente”, “Pequeñas muertes”, “Octogésimo”, “Allende” y “Arco iris”. También se escucharon los poemas musicados “El Sur también existe”, de Joan Manuel Serrat y“Desaparecidos”, de Daniel Viglietti, con la propia voz de Mario Benedetti, y “No te salves” de Adriana Varela. Tal vez, el momento más emotivo de la noche surgió del anonimato, de la más pura discreción, acorde con el perfil del recordado poeta. Una joven seguidora del autor uruguayo, superada por la emoción, accedió a la tarima para leer “Corazón coraza”, sin duda su poema predilecto. Le costó largo tiempo leer tan deliciosas líneas hasta terminar, entre una sentida y cómplice ovación del público, ese precioso texto de Mario Benedetti que dice así: Porque te tengo y noporque te piensoporque la noche está de ojos abiertosporque la noche pasa y digo amorporque has venido a recoger tu imageny eres mejor que todas tus imágenesporque eres linda desde el pie hasta el almaporque eres buena desde el alma a míporque te escondes dulce en el orgullopequeña y dulcecorazón corazaporque eres míaporque no eres míaporque te miro y mueroy peor que muerosi no te miro amorsi no te miro porque tú siempre existes dondequierapero existes mejor donde te quieroporque tu boca es sangrey tienes fríotengo que amarte amortengo que amarteaunque esta herida duela como dosaunque te busque y no te encuentrey aunquela noche pase y yo te tengay no.